Fatiga al volante y empresas de transporte

Fatiga al volante y empresas de transporte
Imagen de fatiga al volante y empresas de transporte
Fatiga al volante y empresas de transporte

La fatiga al volante es un importante enemigo de las empresas de transporte. Hace que los conductores rindan menos y en peores condiciones, hasta el punto de que pueden suponer  hasta un riesgo para la circulación. Esta es una de las consecuencias que la empresa de transporte debe evitar, puesto que un accidente de tráfico supone responsabilidad civil, costes de seguros e importantes perjuicios en general. A continuación repasamos una serie de consejos para evitar la fatiga al volante y sus graves consecuencias.

La fatiga al volante, muy presente en el sector

Los datos recogidos por la DGT relacionan la fatiga al volante con entre el 20% y el 30% de los accidentes de tráfico, ya sea de forma directa o indirecta. Además, los conductores profesionales de camión y autobús se encuentran entre los grupos con más riesgo de sufrirla. Así, el cansancio durante la conducción supone el cuarto elemento de riesgo más presente en las carreteras españolas. Esto lo convierte en un importante factor de riesgo para el transporte profesional.

Efectos de la fatiga al volante

En términos globales, la fatiga al volante provoca menor efectividad a la hora de conducir. Sin embargo, sus efectos son progresivos. Las primeras señas de cansancio son la visión borrosa y pérdida de agudeza auditiva. Así, el conductor cansado empezará a parpadear en exceso, a ver desenfocado y, progresivamente, a tener ilusiones ópticas y a quedarse dormido. Al mismo tiempo, los estímulos sonoros (ruido de otros vehículos, claxons, etc.) irán pasando desapercibidos.

Otro síntoma de la fatiga al volante es la pesadez del cuerpo, que deriva en movimientos más lentos y de menor precisión. Además, la percepción del riesgo también se distorsiona, de forma que se toman decisiones más arriesgadas y las maniobras se hacen con menos cuidado.

Si no se toman descansos apropiados en un plazo dilatado de tiempo, la fatiga al volante puede volverse crónica. Esto quiere decir que los efectos aquí mencionados se agudizarán y seguirán apareciendo de forma permanente, hasta el punto de derivar en problemas de salud y alteración de las capacidades motrices.

Cómo reducir la fatiga al volante

Existe una serie de sencillas acciones que tanto las empresas como sus empleados en movilidad pueden tomar para reducir el riesgo de la fatiga al volante. Tienen que ver, en general, con los principios de planificación, de forma que se respeten los descansos y las propias capacidades físicas. Estas medidas son las siguientes:

  • Respetar los tiempos de conducción y descanso. Los tiempos de conducción y descanso son, además de un requisito legal, una buena guía de cara a cuándo debe tomarse un descanso. En nuestro blog repasamos la norma de tiempos de conducción y descanso en profundidad.
  • Descanso pleno antes de los viajes. Se recomienda dormir entre 7 y 8 horas, de forma que al iniciar la jornada del tacógrafo contemos con energía plena.
  • Mantener buenas condiciones en la cabina. Especialmente una temperatura ambiente óptima y ventilación frecuente garantizarán que el aire del interior no esté viciado.
  • Beber agua de forma frecuente para mantener el cuerpo hidratado. Si bien las bebidas carbonatadas también son una buena opción, no es recomendable abusar de ellas. Esto se debe a que son menos efectivas de cara a hidratarse.
  • Evitar comidas copiosas. La pesadez de estómago favorece a la aparición de somnolencia, que puede derivar en fatiga.
  • Es poco recomendable conducir pasada la medianoche, así como inmediatamente después de comer. El cuerpo tiende a buscar descanso en estos momentos específicos, por lo que es recomendable aprovecharlos para dormir o despejarse. Así, aunque se retome la conducción más tarde, el tiempo se invertirá mejor.
  • En caso de indicios de fatiga, detenerse y tomarse un pequeño descanso. Si bien las bebidas con cafeína son efectivas en el corto plazo, habrá que contar con el desplome de energía una vez pasado su efecto.
  • Aprovechar las pausas para estirar las piernas. De esta forma no se nos agarrotarán los músculos, y evitaremos la pesadez corporal derivada de la fatiga. Los conductores profesionales pasan largas horas sentados, lo que afecta a su salud física.
  • Usar la tecnología disponible para planificar rutas y reducir imprevistos. Tecnologías como la descarga remota del tacógrafo digital permiten a la empresa disponer de los datos de actividad a tiempo real. De esta forma, el jefe de tráfico puede asistir a los chóferes incluso a distancia, para que la planificación les resulte más sencilla y aprovechen mejor su tiempo activo.

Conclusión

La fatiga al volante es un elemento de riesgo para la flota que no debe ignorarse. No sólo por los efectos negativos de su aparición, sino por las ventajas competitivas que supone evitarla. Una flota con conductores descansados y que no sienten fatiga es más segura y, en conjunto, más productiva.

Un artículo de TADIG

Foto de archivo