Opinión

¿Por qué se ha deteriorado tanto el transporte por carretera? La opinión de Fernando Guillén

¿Por qué se ha deteriorado tanto el transporte por carretera? La opinión de Fernando Guillén
¿Por qué se ha deteriorado tanto el transporte por carretera?
¿Por qué se ha deteriorado tanto el transporte por carretera? La opinión de Fernando Guillén

¿Por qué el transporte se ha deteriorado tanto?, me lo preguntaban en una emisora de radio hace unos días.

Bueno, no hay un solo factor. Pero lo cierto es que el transporte a día de hoy esta regido por normativas que nadie cumple, que son papel mojado, De hecho, ni siquiera los propios asalariados conocen las normativas que regulan su oficio, y no es raro escuchar a muchos hablar de las 40 horas semanales cuando su regulación esta sometida a la transposición de la directiva europea de trabajadores móviles, regulado en el RD 1561/1995 de 21 de septiembre, modificado posteriormente con el RD 902/2007 de 6 de julio. Amen de este, existe el que regula el tiempo de trabajo de los autónomos RD 128/2013 de 22 de febrero…, pero ya puedes explicarlo mil veces, da igual.

En realidad todas estas normas deberían explicarse en los cursos de formación como el CAP, pero nada, no explican ni eso, ni el 561 muchas veces. Los cursos de formación en este sector, como en otros, son un simple fraude. Cubren el expediente, eso es todo. Y ahora más, que se han autorizado a impartir a “distancia” algo que algunas academias, con mucha cara dura, llamas “2.0”. que saben perfectamente lo que va a pasar: que esos cursos se darán en tiempo de trabajo y desde la cabina, pero a ellos les da igual, se van a forrar, que es lo que les interesa. Es la ultima puntilla a este sector, que ya de por si carecía de atractivos.

1997. En esa fecha se empezó a liberalizar el transporte por obra y gracia de la UE y de la mano de los liberales y esa derecha que, curiosamente, tanto gusta en el mundo del transporte (por cierto, ¿como es que se piden medidas de corte socialista en el ultimo paro patronal?, que no se os entere Abellan). A partir de ahí, lo que costaba mucho conseguir, un titulo de transportista, se empezó a poner al alcance de todo el mundo...y se produjo la avalancha. En 1999 se intento poner orden, porque los expertos sabían que una excesiva atomizacion del sector haría imposible competir en el medio plazo, como se esta viendo tenían toda la razón. Primero se intento regular que se tenían que tener al menos 3 camiones, esto lo tumbaría el Tribunal Europeo de Justicia, y curioso, porque los que recurrieron a ese tribunal, y posteriormente al Supremo cuando se implantó la norma de la antigüedad, son los mismos que hoy protestan porque no pueden competir.

A finales de los 90 del pasado siglo, y durante los primeros años del presente, hasta la gran ostia de 2008, todo fueron alegrías: a base de la construcción, de endeudarnos artificialmente y de formar a nuestros jóvenes en meter pladur al m² y levantar tabiques, todo fue bien. Había un exceso enorme de la demanda, y la flota de vehículos seguía aumentando sin cesar. Cada vez entraba mas personal con menos formación y experiencia como empresario de microempresas o de pymes montadas de la nada ¿recordáis aquella fantástica empresa llamada Trasdega?, bueno, pues esa cosas empezaron a surgir por todos lados…, y claro, empezaron a tirar los precios y con ello a rebajar las condiciones de los conductores asalariados. Al principio, como decimos, no importo, la fiesta del endeudamiento bancario permitía todo tipo de alegrías: aunque trabajaras a kilómetro ganabas una pasta de de la hostia ¿a quien le importaba cumplir el convenio? Pero llegó 2008, y se acabó la fiesta.

De 2008 se vio la realidad de una economía de pies de barro. Las empresas de transporte se encontraron de golpe con que los viajes habían caído en picado, y por tanto había que rifarse entre ellas lo que quedaba. En un país de microempresas y autónomos, la capacidad de negociar y establecer contratos era nula,y sigue siéndolo. Los cargadores, muchas agencias y empresas logísticas sin un solo camión ni conductor (cosa que no le importo a nadie hasta ese momento, salvo a los pocos que llevábamos avisando del desastre desde los sindicatos sin que ni Dios hiciera caso). Entonces empezó la estampida: las que no cerraron rebajaron las condiciones de sus conductores, que entonces, ahí si, empezaron a acordarse de que existía una cosa llamada convenio colectivo, dietas, nocturnidad y otras cosas…, ya era tarde, y además, como muchas pequeñas empresas cerraron, el mercado se inundo de conductores sin empleo, con lo que las empresas que aguantaban aun rebajaron más las condiciones salariales. Y claro, al ahorrarse una pasta en condiciones salariales, podían seguir compitiendo tirando precios, el gasoil estaba asequible, asi que… y ademas, se mantuvo el sistema de módulos, eso fue uno de los mayores errores jamás cometidos por los gobiernos pasados y presentes, `porque propicio una competencia desleal entre unos y otros.

En el año 2000, un conductor de ruta nacional, trabajando de lunes a viernes, ganaba de media unos 2000 euros. En internacional se llegaba a 3000 o mas. En 2022, un conductor de nacional, con todo dentro, y de media, suerte que llegue a los 1800, y en internacional que se de un canto en los dientes con 2500. Y han pasado 22 años.

Bien. Los gobiernos reaccionan. Sacan una nueva LOTT, ROTT y Baremos Sancionadores varios…, pero en vez de regular el acceso al mercado y limitar la subcontratación, uno de los grandes cánceres del sector, lo que hacen es cambiar el nombre, pero todo sigue mas o menos igual. Además, los sistemas de inspección de transportes y de trabajo son completamente inoperativos e ineficientes, los empresarios lo saben, y por tanto el incumplimiento de cualquier norma es la constante para abaratar costos con total impunidad, situación que sigue hasta ahora.

Asi las cosas, el escenario es un sistemas de transporte por carretera poco competitivo, atomizado, muy poco profesional en la gestión, que ha ido aguantando con precios cerrados y sin posibilidad de negociación con autónomos que ganaban poco más que un asalariado, algo inaceptable e insostenible. Llega la pandemia, se para la actividad, y cuando esta se inicia la demanda se dispara, ah, pero el petroleum, que alcanzo su máximo pico de producción en 2005, sufre una demanda bestial de golpe y porrazo cuando toda la producción mundial estaba bajo mínimos, y claro, ley de oferta y demanda: se dispara su precio. Y hay algo mas, el petróleo se acaba. Poca gente sabe que para conseguir Diesel necesitas petróleo de alta calidad, y ese petróleo ya escasea, al punto de que con el lío de Ucrania se empieza a plantear el racionarlo en diversos paises, y en otros, aun lejanos, ya se esta racionando. Y claro…, el litro de gasoil se va a casi 2 euros, y con unos empresarios atomizados e incapaces de negociar nada, con cero capacidad de gestion y conocimiento de tecnicas empresariales… ha pasado lo que hemos visto.

Así las cosas llegamos al acabose: los empresarios y autónomos que se metieron en sus negocios de los que estuvieron obteniendo beneficios, ahora quieren que los gobiernos tomen medidas socialistas y fijen precios, porque fijar un mínimo es fijar precios por mucho que lo quieran vender de otra forma, porque la cosa es sencilla: si no es rentable, no cargas y la mercancía que no se carga, si o si, tendrá que subir su precio para que interese cargarla. Esta ley no tiene cuestión, y es impepinable, y a lo que estamos asistiendo es sencillamente a un ajuste del mercado, un mercado que viene desbordado desde finales de los años 90, y que, como en cualquier actividad que no es rentable, desaparecerá y dejara solamente a aquellos capaces de competir. La cuestión es que sobran camiones, y todos lo sabemos, y da igual los parches que ahora se pongan, al final, caerán.

Las soluciones no son sencillas. Pasan por una nueva LOTT que regule tanto el acceso a la profesión, aumentando la formación necesaria tanto para obtener la acreditación como para conducir un vehículo como asalariado, y que esa formación sea real y verdadera, y no lo que existe en la actualidad. Pasa por desaparecer eso de la “habilitación”, pasa por desaparecer los módulos, pasa por reformar los servicios de inspección de transporte y trabajo creando un cuerpo unificado, con medios humanos y materiales que obligue a todos los implicados a jugar con las mismas reglas,..esa va a ser la solución, no subvenciones, ni fijar precios, y lo malo de esa solución es que no se puede aplicar de un dia para otro, pero mas vale que algun gobierno empiece a tomarse todo esto en serio, porque el transporte es una actividad absolutamente esencial para cualquier pais. Hay que poner en marcha medidas realistas y eficaces en el tiempo, y hay que dar una solución para que aquellos que tengan que salir de la profesión lo hagan en condiciones adecuadas para reiniciar su vida y no endeudados para siempre, porque mucha gente que se ha metido a financiaciones de ciento y pico mil euros son brillantes conductores, pero no les pidas mas, y a esa gente va a tener que darsele una solución.

¡¡Buena ruta a todos, y suerte!!

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