Albert Llovera cuenta su experiencia al volante del IVECO Powerstar en el Dakar. Audio

Albert Llovera cuenta su experiencia al volante del IVECO Powerstar. Audio
Imagen de Albert Llovera con el IVECO Powerstar
Albert Llovera cuenta su experiencia al volante del IVECO Powerstar en el Dakar. Audio

Redacción.- La historia de IVECO en el Dakar es muy larga, y es que desde la primera edición, celebrada en 1979, la marca ha estado presente. Durante los años 80, jugaban un papel fundamental en el raid más duro del mundo dando asistencia a los equipos y transportando de un vivac a otro la infraestructura del rally. La edición de 2022 ha contado con 17 tripulaciones que han confiado en un IVECO para poner rumbo a las dunas del desierto de Arabia Saudí.

Una de ellas ha sido la capitaneada por Albert Llovera, un piloto y deportista con una carta de presentación inigualable. Su historia es todo un ejemplo de trabajo y superación, y es que tras sufrir un gravísimo accidente en la Copa de Europa esquí en 1984 que le dejó parapléjico, demostró su pasión por las cuatro ruedas compitiendo y venciendo en todo tipo de disciplinas del motorsport a los mandos de coches y camiones.

Su séptima aparición en el raid más duro del mundo no ha sido tan positiva como se esperaba, y es que según el propio Llovera, el Dakar 2022 le ha dejado un "sabor agridulce". La carrera le mostró su lado más amargo desde la primera jornada y terminó condenando su actuación tras romper la suspensión en la séptima etapa.

Pese a los inevitables incidentes de carrera, Albert Llovera ha querido destacar el buen papel que tanto su equipo como su IVECO Powerstar estaban haciendo en la competición: "Las etapas han sido muy buenas. Hemos vuelto a estar arriba, entre los puestos 12 y 15, que creo que es una gran posición. Ha sido una lástima sufrir tantos incidentes, con un semivuelco en el primer día por culpa de una arena demasiado blanda, pero son cosas que pasan".

"En la sexta etapa cogimos unas ondulaciones a 132 km/h y no tuve tiempo para frenar los 9.000 kg que pesa el camión. Pegamos un salto de 21 metros y caímos de cara, haciéndolo justo en el último bache, lo que provocó una doble rotura en las suspensiones delanteras. Estuvimos trabajando dos días para arreglarlas, pero nos fue imposible porque las piezas de dentro estaban más dañadas de lo que nos imaginábamos", se lamenta Llovera.

Dejando atrás el desgraciado incidente sufrido en la sexta etapa del Dakar 2022, Albert Llovera ha aprovechado su invitación a "Historias en Carretera by IVECO España" para contarnos todo sobre esta legendaria carrera. "Llevamos un camión de carreras desarrollado por el Team de Rooy con chasis de IVECO 2021 con una potencia de alrededor de 1.100 CV. Cuando sus dos depósitos de gasoil de 800 litros están llenos, su peso ronda los 9.000 kg. Dentro de la cabina vamos tres personas: el piloto, el copiloto navegador y el copiloto mecánico".

Llovera ha querido destacar el papel del copiloto mecánico, y es que muchas veces se subestima su trabajo al pensar que su actuación se limita únicamente a si se sufre una avería: "El mecánico está trabajando todo el tiempo. Tiene una pantalla digital con diferente información: temperaturas, velocidades… Él puede limitar la velocidad y controlarla para ir siempre al límite legal. También es el encargado de subir y bajar las presiones de las ruedas en función de la información que le vaya dando el copiloto navegador. Por ejemplo, si vienen dunas, se bajan las presiones para tener una mayor superficie de adherencia".

Sólo en el Rally Dakar se puede vivir la sensación de conducir un camión de 9.000 kg a 140 km/h sobre la arena, una situación que además ha sido muy frecuente en esta edición. Albert Llovera se ha convertido en un adicto a esta sensación de adrenalina y, aunque ya participado siete veces en esta carrera, tres de ellas en coche, no deja de sorprenderse de la experiencia a manos de estas bestias del desierto: "Lo que más me ha impresionado de los camiones del Dakar es su par motor, es brutal".

Si el Dakar ya es una prueba física extremadamente dura para cualquiera, la paraplejia de Albert Llovera lo convierte en un reto increíble. "Mi lesión medular me impide tener movilidad o sensibilidad desde el pecho para abajo. Todos los días vuelvo al campamento lesionado, y es que durante toda la etapa, mi cuerpo se apoya en la columna vertebral y esta hace de suspensión, por lo que más que más que discos tengo compact disc…", afirmaba el piloto entre risas. A pesar de la dureza y del sufrimiento que implica completar esta carrera, todos los participantes que forman parte del rally siempre afirman lo mismo: el Dakar engancha. Albert Llovera no es una excepción, y es que su pasión por la carrera más dura del mundo queda clara en cada una de sus palabras.

"El Dakar es muy duro. Uno mismo nunca piensa que llegaría a momentos límite de tu vida, y allí los experimentas, ya sea por el polvo, por el calor, por el sistema de vida… Yo tengo un truco: cada día que estoy en la salida pregunto los kilómetros de etapa que tenemos. Cuando me responden, les digo que me voy a Madrid, y es que cada etapa es como un viaje desde Andorra a Madrid aunque, eso sí, olvidándote de las carreteras. Es muy duro y muchas veces piensas, ¿Qué hago aquí? Pero 20 kilómetros después te sientes un privilegiado por vivir esa experiencia".

El IVECO Powerstar que conduce Albert Llovera está adaptado a sus necesidades y es que el piloto tiene que acelerar, frenar y controlar el rumbo con las manos. "El volante tiene una posición totalmente racing y, por encima de este, hay un aro grueso que, al apretarlo, funciona como un acelerador. Por detrás, hay otro aro que funciona como el freno cuando se presiona. En la mano derecha también tengo otra palanca con la que puedo activar también los frenos, por lo que tengo dos formas de reducir la marcha".

"El que más utilizo en carrera es el aro de detrás del volante, y es que este me permite frenar sin tener que soltar el volante, por lo que me da bastante más seguridad", cuenta. El Rally Dakar siempre se ha caracterizado por la complejidad de su recorrido, por lo que los pilotos y participantes deben aprender a navegar entre kilómetros y kilómetros de arena del desierto, dunas y demás terrenos imposibles. Si hacerlo sobre una motocicleta o un coche ya es una tarea heroica, el sobrepeso de un camión añade aún más dificultad al proceso.

Todos los pilotos saben en qué zonas disfrutan y en cuáles sufren más, por lo que Albert Llovera lo tiene claro: "Donde más sufro es en las zonas trialeras o al atravesar pantanos con piedras, y es que cada golpe en el neumático se transmite directamente al volante y, por tanto, a mis manos. Esto hace que se me abran mucho las muñecas". Después de las sensaciones obtenidas en el Rally Dakar 2022, sólo queda una pregunta que hacerle a Albert Llovera, ¿Volverás el año que viene?: "Haremos todo lo posible para volver". Y es el que Dakar engancha a todos.

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Foto: Twitter Albert Llovera