Así estamos en el Puerto de Valencia. "Camionera Metalera". Opinión
Llevamos ya muchos meses soportando largas colas para poder acceder a las terminales del Puerto de Valencia. Unas veces parece ser que el colapso es debido a la caída del sistema informático, otras a que se quedan sin energía eléctrica, otras porque hace mucho viento. La última excusa es que nos enfrentamos a una gran escasez de contenedores vacíos, una vez más, a causa de esta pandemia mundial. Y es posible que todas estas razones sean verídicas, no lo voy a poner en duda.
Lo que ya no entiendo es que todo esto tenga como consecuencia que pasen olímpicamente de avisar a las empresas de transporte para que los camiones no acudan a esas terminales colapsadas. No entiendo que les importe un pimiento que los conductores agoten su disco, su paciencia y su dinero en colas interminables. Me podrán dar mil razones, pero ninguna me vale.
Pero aún, hay otra vuelta de tuerca a lo que soportamos y para lo que no dan ninguna explicación. Después de aguantar horas de colas para acceder a alguna de las tres terminales, empieza la aventura dentro. ¿Habrá máquina operando en la calle que nos han asignado?. En caso afirmativo ¿Estará haciendo barco, ignorando a los camiones?. El tiempo de espera para cargar un contenedor llega en demasiadas ocasiones a ser de dos, tres o cuatro horas...
Cuando, por fin, tenemos el contenedor encima de la plataforma es cuando cambiamos de oficio y nos reconvertimos en supervisores, limpiadores... Quitamos el precinto que muchos contenedores vacíos llevan, por supuesto que para ello necesitamos una cizalla de nuestra propiedad la mayoría de los casos, ya que pocas empresas la facilitan a sus conductores. Abrimos el contenedor y ¡¡ohh sorpresa!! está roto, o sucio o maloliente y el cliente cargador lo va a rechazar.
Lo normal y lógico sería que se cambiara por otro en buen estado. Pues no... el operador de la máquina se escuda en que… que si no puedo cambiarlo... que si es ese o ninguno... que si no tengo autorización para cambiarlo... que si vete a la puerta de entrada para que autoricen su cambio. Cuando al fin ya te lo cambian... empieza de nuevo: rompe el precinto y... a ver esta vez que te encuentras.
No es broma. Hoy yo he tenido que pedir que me cambiaran dos veces el contenedor por estar rotos y ser imposible su sujeción con los twist locks a la plataforma; y el tercero que me han dado estaba demasiado sucio para las exigencias del cliente. Pedir que me lo cambiaran por tercera vez ya ha sido misión imposible. Solución: a la base para limpiarlo allí.
Por si alguien tiene alguna duda, comentar así por encima que, las navieras cobran dos veces la limpieza y acondicionamiento de cada contenedor: una al cliente que lo deja vacío y otra al cliente que lo va a cargar. Cobra por duplicado esa limpieza y revisión que luego hacemos los conductores de los camiones, por supuesto que gratis.
Pero bueno, una vez cargados con el contenedor, solo nos queda la cola para salir del puerto... ese Puerto de Valencia que se vanagloria de invertir no sé cuantos miles de millones en el marco del compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible en su vertiente ambiental, que tiene como objetivo para 2030 “cero emisiones”; que dice estar en primera línea de inversión contra el cambio y la emergencia climática...
¿Alguien les puede decir que varios miles de camiones con los motores en marcha durante horas y horas, día tras día, contaminan más bien mucho? Es que a mí, me da risa.
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Foto: Begoña Urmeneta