Opinión

Cómplices de la precariedad. "Camionero García". Opinión

Imagen de un camión circulando por una carretera
Imagen de un camión circulando por una carretera
Cómplices de la precariedad. "Camionero García". Opinión

Claro que el sector del transporte tiene solución y esto pasa por decir no, no a los abusos y no a la precariedad. De lo contrario se será cómplice de la situación.

Si se quiere dignificar la profesión, hay que decir no a esa nueva modalidad de tarifa plana en los salarios y en todas las horas empleadas para hacerlo. Hay que decir no a todo aquello que no llegue a lo que marca el convenio de la provincia donde a uno lo contratan. Hay que decir no a los abusos y a las obligaciones para incumplir las normas y hay que decir no a las largas jornadas de trabajo efectivo y a las semanas consecutivas fuera de casa, de la familia y de los amigos. Está muy bien trabajar, pero también lo es tener una vida social y digna que le permita a uno desarrollarse como persona y no ser una pieza más del camión al que una vez gastado lo tiran y lo cambian por otro.

Pero que no se equivoque nadie, se es cómplice de la situación actual cuando uno no se enfrenta a los problemas, los acepta y participa de ellos. Así es que la imagen que se da es la de ser unos muertos de hambre que trabajan por dos duros, de sol a sol, siendo responsables y vigilantes durante las 24 horas del día del camión y de las mercancías, siendo maltratados por todo el mundo y en primer lugar, por su propia empresa o contratador. Se da la imagen de vivir en la queja permanente y que se denuncia más en las redes sociales que en Inspección de Trabajo. Y para más colmo, se echan las culpas a las empresas de los países del este, a los emigrantes, al Gobierno y al sursuncorda.

Los que contratan (Empresas) saben que los contratados (Conductores) tragan con lo que les echen, muchos, muchos. Que su formación es mínima y lo demuestra las muchas opiniones respecto a la formación y que el discursito de la ruina económica lleva decenas de años implantada, pero que ninguna empresa cierra arruinada, más bien arruinan a muchas familias trabajadoras.

Y vendrá el que diga, “pues monta tú una empresa y me lo dices”. Pues hay que ser muy poco inteligente para montar una empresa en estas condiciones y más si el beneficio se va a obtener explotando a los trabajadores de manera abusiva e injusta. Pero vamos, que es tal su inteligencia, que mirar como tienen el sector, hecho unos zorros. Estos empresarios, patrones y autónomos, demuestran una inteligencia supina, tanto como para dejar que otros marquen sus precios y las condiciones de los servicios. Permitiendo que se salten las normas establecidas para el sector tanto fiscales, económicas, laborales y de tiempos de conducción y descanso y que se las den de emprendedores aquellos que, sin ni siquiera saber cómo está estructurado el sector, vienen a inventar nuevos modelos de empleabilidad que se alejan de la legalidad vigente.

No se cabree nadie antes de tiempo, porque muchos de estos incapaces de mantener su propia empresa o de pagar y tratar dignamente a sus trabajadores, desvían el discurso y se visten de banderas, de nacionalismos, de patriotas y demás monsergas para esconder su invalidez como empresarios y menos como trabajadores por cuenta propia, disparando como un mono con una metralleta a todo lo que se mueve.

Sí hombre sí, ya cansa el manido llanto en las redes sociales, en las barras de los bares y en las colas de las logísticas. Ya está bien de tanta tontería, si esto no se arregla es porque no se quiere, porque se está demostrando un analfabetismo funcional que solo beneficia a la actual situación. Lo dicho, ya puede el incapaz de turno cabrearse y seguir pataleando.

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Foto: Archivo