Opinión

Camioneros en la encrucijada. "Camionero García". Opinión

Camioneros en la encrucijada. "Camionero García". Opinión

El problema suscitado a consecuencia del cierre de la frontera con Inglaterra por parte del gobierno francés ha revelado una vez más las carencias del sector a la hora de proteger sus intereses y la dignidad de sus trabajadores.

Volvemos una y otra vez a buscar culpables donde no los hay y apuntamos mal en la diana de la solución, sin analizar un momento las circunstancias que rodean a la multitud de situaciones que confluyen para que se den coincidencias o para provocar ciertas acciones. Acciones como esta del bloqueo de la frontera anglo francesa.

Las negociaciones de la salida del Reino Unido de la UE no van por buen camino y la presión que ejerce Inglaterra para llegar a un acuerdo favorable hace que en el continente se pierda la paciencia ya que fueron ellos los que con un referéndum en la mano decidieron salir y enfrentarse al aislamiento con el continente. La pandemia del COVID-19 es solo la excusa para que se de el cocktail perfecto para ejercer una acción de presión.

Ya llevábamos un tiempo con demoras para acceder a la isla o para salir de ella, lo que ha pasado estos días es solo la consecuencia de las políticas en materia de transporte y pesca que el Reino Unido quiere conseguir en ventaja contra el resto del Continente. Y esto no va a quedar aquí, el sector de mercancías va a sufrir mucho estas políticas en sus rutas hacia la isla.

Esta situación está sobre la mesa y el transporte en general y particularmente el de mercancías es estratégicamente el sector que más daño puede hacer a los mercados si este se para. Los franceses lo saben, son país de paso y conocen muy bien de qué va la cosa.

¿A qué espera el sector del transporte para dar el golpe definitivo sobre la mesa?.

Que esta situación de bloqueo se de en estas fechas no es casualidad, son fechas muy señaladas y los camioneros quieren volver a casa cuanto antes para estar con sus familias, tanto es así que todas las normas de tiempo de conducción y descanso, así como la exigencia de descansar en hotel si se superan las 45 horas de descanso, han quedado relegadas a un segundo plano y ya veremos si no traen algún que otro disgusto en un corto futuro.

Yo no me fio de las instituciones europeas, usan las normas según les conviene y cambian de la noche a la mañana cuestiones que debieran ser rígidas e inamovibles. No me fio de las políticas de transporte de ninguno de los países de la Unión Europea, no han hecho más que beneficiar la desunión y practicar el dumping social, no me fio de la estrategia de las empresas que en su ánimo de querer mantener el status quo actual, son capaces de aguantar vendavales insoportables trasladando los problemas a sus conductores y a los autónomos, que son los que sufren las duras consecuencias de estos bloqueos, de estas estrategias y de estas políticas.

Cualquiera diría que los políticos están provocando a los transportistas para que haya un paro general de sus actividades, pero ellos, los políticos tienen bien medidas las capacidades de los transportistas y saben que cualquier órdago va a ser frenado en seco como consecuencia de su división, falta de competencia y la escasa humanidad que tienen con sus trabajadores.

Lo que no entenderé nunca es la capacidad de aguante y sufrimiento de los trabajadores del sector ni esa falsa solidaridad que existe entre ellos, ni esa resignación al abuso por parte de los estados, los cargadores y las empresas. Si solo queda aguantar y tirar para adelante, toda la palabrería queda en una pataleta si mayor recorrido, como creo que va a suceder ahora con este problema que en un breve espacio de tiempo va a quedar como una mera anécdota.

Precariedad, indigencia y abandono son las señales que se han mandado al mundo desde el Condado de Kent.

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Foto: Archivo