Opinión

Con H de héroes o de honorabilidad. "Camionero García". Opinión

Con H de héroes o de honorabilidad. "Camionero García". Opinión

Pues no, mire usted, ni héroes ni honorabilidad que valga. Ser héroes es una imagen errónea que nos hemos creado sobre algo que es nuestra profesión y por ende, nuestra obligación. Y lo de la honorabilidad, se le supone, como el valor en la antigua mili. La honorabilidad es una exigencia que se pide para poder acceder a la profesión como empresa. Pues bien, díganme: ¿Dónde está la honorabilidad en muchas de las aptitudes y acciones que vemos a diario?

Si el sector se quisiera un poquito, solamente un poquito, no estaríamos soportando bajo nuestra cabeza el peso de una posible ruina por causa de la crisis del COVID-19, que es muy seguramente el detonante para que muchas empresas tengan que cerrar, porque el sector ya estaba mal antes de la dichosa pandemia.

Quizás esta crisis sirva para eliminar a ciertos elementos distorsionantes que hacen de este trabajo un sacrificio mal pagado, mal tratado y denostado por una buena parte de la sociedad.

A punto de que la segunda oleada de la crisis sanitaria, donde ya empiezan a faltar servicios al transportista, donde los kilómetros en vacío siguen aumentando, la falta de viajes de retorno son más escasos y baratos, nos muestra que no hemos aprendido nada del pasado y pareciera que seguimos envueltos en esa capa de héroe que no somos y que viendo venir al lobo no nos estamos protegiendo como deberíamos y lo digo como sector empresarial. La amenaza de paro no era la apuesta correcta en esta situación, pues ha mostrado nuestra debilidad y va a ser duro, muy duro ganar en la mesa cada reivindicación expuesta y lo sabe la patronal que un paro en esta situación no sería la mejor imagen para el mundo del camión.

Habrá que poner más imaginación y crear una tormenta de ideas que pueda sacarnos de este bucle de ruina y precariedad, porque es como hay que llamar a lo que sufren los conductores de camión en el sector del transporte de mercancías.

Si esta honorable patronal y miren ustedes que dudo de esta honorabilidad, pusieran encima de la mesa todo lo que se ahorran y no cotizan por las horas que no pagan a sus conductores y lo pusieran en valor, lo primero que deben de hacer es ponerlo en el precio de sus servicios, pagar y tratar a sus trabajadores como marcan los convenios que ellos mismos firman.

Esa honorabilidad que se les exige, para ellos es un mero trámite a cumplir, por algunos, porque otros con alquilar el título tienen suficiente, no les pidas más porque no son ni transportistas, ni empresarios y menos aún, honorables.

Ya que el Tribunal Supremo ha anulado parte del articulado en lo referente a la pérdida de honorabilidad, se le debería exigir al gobierno un articulado más claro, más exigente y mucho más honorable para cumplir con las obligaciones que debe tener una empresa con sus trabajadores y con el estado en cuestiones fiscales.

Vamos, que en pocas palabras, cualquiera puede montar una gran empresa de transporte y además, pasarse por el forro las obligaciones y cumplimientos normativos.

Vista tanta honorabilidad y heroísmo, uno solo puede decir que todos sabemos de qué va esto y son muy pocas las empresas que cumplen al 100% con sus obligaciones, ojo digo al 100%, porque habrá quien lo haga al 90 o al 80, pero la exigencia es la que es. Pero no nos llevemos a engaño, que por parte de los asalariados lo de la honorabilidad, también brilla por su ausencia, por inacción o por falso desconocimiento. Para ellos lo mejor es ser “HÉROES”.

Yo, más bien diría que héroes son las familias, los que se quedan en casa, sufriendo la ausencia, los que se quedan con la preocupación de si volverá, los que se conforman con un beso de despedida y un hasta luego cuando no un adiós para siempre. Digo esto porque aquí estamos voluntariamente, nadie nos obliga a soportar tanta precariedad, tanta falta de respeto, tanta violencia laboral y tanto abuso de poder. El camionero o camionera es una persona sacrificada, esforzada, expuesta a muchos riesgos, incluida la muerte, no debería bastar con sentirse héroe, sino ser una persona digna, que defiende su derecho a un trabajo digno y a una conciliación familiar razonable.

Quizás haya que hacer un viaje a nuestro interior y reconocer nuestra cobardía frente a muchos empresarios y cargadores que se pasan la honorabilidad por el forro de sus cojones.

Ni héroes ni honorables, camioneros y transportistas en el más amplio sentido de la palabra, es lo que hace falta y no tanta imagen de comic o película.

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