Opinión

Aprender a decir NO. "Camionero García". Opinión

Aprender a decir NO. "Camionero García". Opinión
Imagen de cartel aprender a decir NO
Aprender a decir NO. "Camionero García". Opinión

Queda muy bien atacar por la vía emocional, defender al sector desde las tripas, aflorando las emociones, la mala leche o envalentonarse cuando juzgamos algunas situaciones. Muchas de las veces que nos referimos a estas situaciones es por aceptar órdenes o acciones en las que un conductor no tiene responsabilidades, por no ser su actividad principal.

Mantener la calma y aguantar los machos, para dar la respuesta adecuada, a veces se hace casi imposible y que si requiere un entrenamiento y un convencimiento de estar seguro de no aceptar desprecios o faltas de respeto. Aprender a decir NO y además creer que es lo correcto, es una tarea en la que los conductores asalariados y autónomos deben tomar conciencia para una buena salud psicológica y física durante su actividad laboral.

Muchas de las veces que aceptamos dichas situaciones, vienen dadas por terceras personas, desde la propia empresa, por superiores con baja cualificación y menos educación, poco acostumbrados a trabajar en equipo y donde brilla por su ausencia la defensa y el apoyo a su grupo de trabajadores subordinados. Esto se da mucho en gestores de tráfico donde su única escuela es quedar bien con el cliente y que le salgan los números frente a sus superiores para poner en valor su gestión, que por el lado humano es deficitaria.

Otras veces las situaciones se crean en las instalaciones de los clientes y en los muelles de carga y descarga, donde un carretillero puede dar órdenes que escapan a su responsabilidad y donde los conductores se embroncan, sin pensar que el carretillero no es más que el eslabón más bajo de la cadena de suministro. Ahí es donde los conductores deben mantener el tipo y tomar decisiones acertadas y que no perjudiquen su posición frente al cliente, sabiendo estar y con un comportamiento ejemplar y razonable. Trasladando la incidencia a quien tiene dicha responsabilidad, que no es otro que su gestor o agencia en el caso de los autónomos.

Todo este rollo viene, por esa manía que nos ha entrado en pensar en heroicidades y desprecios en cuanto al maltrato y faltas de respeto.

Al igual que hemos adoptado un lenguaje negativo de nuestra actividad, o interiorizado el menosprecio contra el camionero, la respuesta no debe ser el encabronamiento ni la huida hacia las redes sociales para denunciar hechos que ahí solo tienen el punto de vista del que escribe y publica. Puede haber otra percepción de los hechos y que contradice la cuestión denunciada y a la que se le debe dar solución por las vías correctas, in situ o a posteriori a través de los cauces establecidos en las empresas para solventar estos problemas.

No es fácil cambiar los conceptos que tenemos de nuestra actividad, pero no es imposible. Ver las normas desde el punto de vista positivo y buscar en ellas un lugar donde encontrar soluciones de derecho a muchas cuestiones que nos atañen, mantener la calma y usar un lenguaje positivo e inclusivo respecto a quien tenemos enfrente y acordar de quién es la responsabilidad en cada una de las actividades a realizar, porque la solución no pasa por huidas hacia adelante, escapando de la quema por un día o traspasando muertos a compañeros para evitar dichas acciones.

Aprender a decir NO, en base a lo que dicen las normas y que nos defienden de los abusos, decir NO, cuando se falta al respeto y el decoro ante necesidades corporales, decir NO, cuando nos piden excesos, con o sin remuneración, decir NO, a cambiar lo pactado una vez pasado el tiempo, decir NO, a la obligación por terceros al incumplimiento de las normas de conducción y descanso o la manipulación del tacógrafo, con la falsa excusa de aceptar la responsabilidad, como si fueran ellos al volante cuando suceden los hechos, decir NO a esos empresarios, abusones, despiadados y mentirosos que solo buscan el beneficio por el camino de la explotación o el engaño a sus trabajadores, decir NO al miedo a perder por mantener un trabajo o un estatus. Hay que salir de nuestra zona de confort, que puede ser muy perjudicial para nuestra salud y que nos empuja a aguantar situaciones denigrantes.

Hay vida después de estas empresas y es gratificante saber que con acierto o no, se toman decisiones personales en busca de lo justo, de lo correcto y de lo legal.

Aprender a decir no, es saludable y muy recomendable.

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Foto: Archivo