Opinión

Comiendo tornillos. "Camionero García". Opinión

Comiendo tornillos. "Camionero García". Opinión

Uno se da una vuelta por los foros y redes sociales y se impregna del discurso negativo que invade todo lo relacionado con el transporte de mercancías por carretera. Me da la impresión de vivir en un DÉJÀ VU constante por lo repetitivo que es el mensaje, siempre igual, aunque dicho por diferentes personas, que parece que han descubierto la panacea para la unidad del sector.

No es por recriminar estas acciones, más bien es recordarles que llevamos más de 10 años en redes y no hay nada nuevo bajo el sol, claro está que lo que sí ha habido es un traslado desde la barra del bar a la mesa del ordenador o teléfono móvil. Que nadie se ofenda, pero aburre por manido, el discurso sin salida que nos ofrecen a diario bombardeando con cada publicación y compartiendo para inundar de nada nuevo el espectro inactivo de los camioneros.

Vivimos un tiempo de incertidumbre, desasosiego e inseguridad que no incita a un futuro mejor, más bien todo lo contrario. Los precios de los servicios de transportes caen, los costes se elevan, no hay relevo generacional y la política no calma el nerviosismo en el que se ha instalado el sector.

Los empresarios son incapaces de repercutir los costes, muchos de los autónomos no saben si son empresa o asalariados que se pagan todos los gastos, los asalariados no saben si son esclavos o sumisos servidores de sus amos, que viene a ser lo mismo y en esta nos hallamos cuando descubrimos, que los sindicatos no ven lo que está pasando.  Más bien no miran, primero porque nadie les ha llamado y segundo porque el nivel de afiliación de los conductores de camiones no cubre ni el coste de las pancartas, a no ser que las costee el mesías de turno, que más que liderar algo se parece a un charlatán de feria de pueblo en pueblo buscando donde poner su jeta para salir en los papeles.

Cuando pidamos el cumplimiento de los convenios, podríamos pensar en participar de su negociación y no dejar nuestros asuntos en manos de terceros que no saben de los problemas reales de los conductores, porque lo primero que nos hace falta es un sindicato de conductores profesionales y no sindicatos de clase que negocian un todo en el sector, desde el mozo de almacén hasta las condiciones laborales de los mandos intermedios, dejando a los conductores como meros actores secundarios de la cadena de suministro. Vamos, una de las muchas mierdas que hay en la plantilla de una empresa de transporte.

En cuestiones de amor propio, los conductores, ni saben lo que es ni hacen nada por merecerlo. A los hechos me remito.

Como uno más en el sector tengo que defender los intereses del sector y de sus conductores, pues nada son las empresas sin los conductores y viceversa. Pero de ahí a tragar con la incapacidad mental de muchos de los que se expresan por los grupos y foros hay un camino que no voy a recorrer. No es nuevo el intento de unir a los conductores en aras de un beneficio común, nada pasó antes y tampoco va a pasar ahora.

Lo de los autónomos, lo entiendo porque tienen que sacar adelante sus empresas donde han puesto como garantía la casa donde viven o en la que viven sus padres o suegros, muchos y poco informados del riesgo que corren. Cualquiera para cuando saben que son los financiadores a 90 días de muchas empresas logísticas, agencias y cargadores.

La situación acobarda al más pintado, lo entiendo, pero lo que no entiendo es el veneno que sueltan por su boca contra empresas y gobiernos de turno, a sabiendas que tienen el poder para dar un golpe de efecto a la sociedad. Al fin y al cabo en España son casi el 80% de las empresas del sector. Pero es mejor vivir en la queja permanente.

Todos los sectores o grupos sociales cuando quieren reivindicar algo se echan a la carretera y a nosotros nos bastaría con aparcar los camiones dos días, eso sí cargados, sin molestar ni hacer ruido. Si cortan los independentistas, mal; si paran los agricultores, mal; si paran las minas, mal y siempre diciendo a ver si nos unimos y lo hacemos nosotros también, pero nunca vemos esas ganas de hacer por ningún lado porque cuando se quiere… se puede. En este sector, no se quiere.

Hace tiempo que se intentó la creación de un sindicato sólo para conductores, como el SEPLA de los pilotos de aviación. Sucumbió, sobre todo a la hora de poner la cuota a pagar. Con las asociaciones de autónomos y PYMES pasa igual, muchos están asociados pero su actuaciones son como si fueran por libre, debe ser para que no les señalen por ahí. Otros vieron negocio con falsas asociaciones o plataformas o lo que quieran que sean vendiendo pegatinas y camisetas, y algunos alimentan su ego personal grabándose vídeos a tutiplen como si no costaran, pero aburren, vaya si aburren.

Si no se cree en lo establecido, no se está por la creación de nuevas organizaciones, no queremos participar ni figurar, pero si quejarnos, pues bien están las redes sociales. Si las empresas no pueden subir precios ni presionar a las instituciones para hacer de esta profesión un trabajo digno y una actividad atractiva en satisfacción laboral y salarial, que cierren sus empresas que ya lo harán otros que de lejos vendrán, o de las piedras saldrán.

Para cambiar hay que construir puentes de unión entre diferentes y en este sector hay que coser entre empresas, PYMES, autónomos y asalariados, porque hay muchas actividades diferentes en el transporte de mercancías y por la buena salud del sector es necesario remar todos en el mismo sentido, por una razón: porque a lo que algunos falsos informadores llaman huelga del este, otros lo llamamos intereses malvados de países interesados en la precariedad o explotación de sus conductores, dando herramientas a sus empresas para eternizar un problema que tiene solución en una semana, porque si los políticos de la Comisión Europea no quieren arreglar esta difícil situación los que sí queremos y amamos esta profesión estamos obligados a cambiarla o a comer tornillos en un futuro no muy lejano.

Tres años llevamos para sacar el nuevo paquete de movilidad y lo que te rondaré morena, aunque algunos ya funcionan con algo que ni siquiera ha sido publicado aún.

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(Foto de archivo)