Opinión

Condenados. "Camionero García". Opinión

Condenados. "Camionero García". Opinión
Estacionamiento de camiones
Condenados. "Camionero García". Opinión

El transporte de mercancías está condenado. Condenado a ser un sector precario y refugio o está condenado a entenderse y poner negro sobre blanco las leyes que permitan un futuro digno y rentable.

No estamos pasando por el mejor momento pues no hemos sentido el final de la crisis y ya estamos inmersos en otra, al menos la incertidumbre así lo dice y los datos negativos en algunos sectores como la automoción, amenazan al sector con competir en peores condiciones de mercado. Veremos lo que dicen los indicadores económicos del último trimestre de este año, porque el año 20 pinta mal y el transporte de mercancías por carretera tampoco escapará de la recesión, aún en pleno crecimiento del sector.

Hay muchas batallas abiertas, el paquete de movilidad europeo, el tercer acuerdo general en España, el registro de jornada, el pago por el uso de infraestructuras, las relaciones laborales, etc... A todas ellas les vamos dando largas esperando a ver quien gobierna y que derroteros toman respecto a estos temas, en España y en Europa, a sabiendas que ningún partido político tiene al sector como prioritario e imprescindible para la conexión industrial, comercial y territorial, porque el ferrocarril está aún muy lejos de liderar el transporte terrestre.

La reestructuración o reconversión del sector es un problema al que nadie quiere meter mano y así lo dicen la acciones tomadas en lo legislativo con sus errores a la hora de tomar decisiones novedosas y atrevidas que permitan un futuro, al menos tranquilo en lo económico y en lo laboral.

Desde Europa no se ponen de acuerdo para compaginar que el sector sea atractivo para nuevas generaciones y a la vez sea rentable económicamente para las empresas, porque aunque parezca que hay empresas que se están forrando, si las tuviéramos que pasar por la criba de la inspección, veríamos como la mayoría incurren sistemáticamente en muchos incumplimientos legales de alguna forma, lo cual indica una competencia desleal entre ellas y que sufren muchos trabajadores asumiendo una precariedad laboral injusta e injustificada por tanto falseamiento en las cuentas de resultados, con la colaboración necesaria de los gobiernos de turno a los que les interesa más un transporte barato y analfabeto de donde poder ordeñar la vaca de las sanciones, impuestos y tasas por doquier.

Gobiernos que nada dicen de una formación profesional adecuada para el sector, un rígido y duro baremo de sanciones que no permita salir airoso de los incumplimientos habituales de cualquiera de las obligaciones a las que está sometido el sector. No puede ser que sea más rentable pagar multas que cumplir con la ley.

Ya está bien de tanta piratería consentida por las carreteras europeas.

Todos estamos condenados a entendernos pues los retos del futuro no van a ser fáciles para el sector, porque el sector se tendrá que reciclar medioambientalmente y tendrá que adecuar el trabajo de sus conductores de manera que puedan conciliar vida laboral con la familiar y personal, tema en el que el empresariado y las instituciones parece ser que pueden tensar más aún la cuerda y que aún no parece que se hayan dado cuenta del resultado negativo que está trayendo al sector a la hora de renovar conductores. El sector se hace viejo con soluciones viejas y amortizadas.

Es hora de ponerse a estudiar la fórmula que permita un futuro mejor para toda la familia del transporte y esto pasa, a mi entender, por mayor control e inspección fiscal y laboral, unas rutas más racionales y factibles, unas condiciones de habitabilidad mayores en nuestros camiones, que permitan un descanso digno sin tener que acudir a hoteles cochambrosos y unas infraestructuras más accesibles y seguras. Es posible si todos queremos, si todos sabemos ceder y si todos ponemos interés en ello.

Siempre habrá camiones en nuestras carreteras, honremos pues, a esta, nuestra bendita profesión.

Camionero García

(Foto de archivo)