Opinión

La exigencia del bachillerato. "El camionero ácrata". Opinión

La exigencia del bachillerato. "El camionero ácrata". Opinión
Símbolo del título de bachillerato
La exigencia del bachillerato. "El camionero ácrata". Opinión

Esta semana salía en Antena 3 la noticia sobre el malestar de las asociaciones de transportistas sobre el requisito del bachillerato para conducir un camión. Una vez más, este medio o manipula o demuestra un total desconocimiento de la normativa sobre la que habla. La exigencia del bachillerato es para la obtención del título de transportista, es decir, para montar una empresa de transportes, no para conducir un camión.

Dicho esto, vayamos al grano. Me llama la atención que las asociaciones de empresarios del transporte pongan el grito en el cielo por la exigencia de este requisito. Creo que es lo mínimo que se debe pedir a alguien que quiere montar una empresa. Claro está, que la obtención de un título no está relacionado con la inteligencia y en algunos casos, ni siquiera con la obtención de conocimientos, más aún, en un país donde se regalan másteres sin ni siquiera ir a clase.

Pero teniendo en cuenta que a un simple chófer ya se le exige el carné y un CAP, que en breves pasará a ser un curso de dos años con equivalencia a un FP de grado medio, lo mínimo es que quien dirija a estos chóferes tenga el bachiller.

Antiguamente, sí que era normal que alguien sin apenas estudios, pero con una gran inteligencia, triunfara a nivel empresarial, porque eran otros tiempos y las cosas funcionaban de otra manera. Aquellos tiempos en que un apretón de manos, valía más que cualquier papel firmado. Pero los tiempos han cambiado y las necesidades a nivel gestión de una empresa de transportes requieren un mínimo de conocimientos que no están al alcance de cualquiera y esto no es más que una forma de cribar al personal.

Creo que la exigencia de este requisito acabará siendo buena para el sector. Tener jefes con un nivel cultural un poco más alto, al menos, evitará frases del tipo "Me paso la ley por los huevos. Esta es mi empresa y hago lo que quiero. A mí no me hables de derechos. Si no te gusta, ya sabes dónde está la puerta" y demás lindezas que hemos escuchado durante décadas.

Basilio Aragón

(Foto de archivo)