Opinión

Desde esa soledad que se siente, rodeado de gente... "Siempre por lo negro". Opinión

Imagen de archivo
Un camionero esperando.
Desde esa soledad que se siente, rodeado de gente... "Siempre por lo negro". Opinión

Desde esa soledad que se siente, rodeado de gente... La verdad es que pocas profesiones se parecen a la nuestra y pocos la cambiaríamos por otra, pese a que nuestra soledad cada día es más evidente.

Difícilmente nos relacionamos entre nosotros, exceptuando las redes sociales, siempre controlando el tiempo, siempre apurando disco. Cuánto han mejorado los cacharros, cuanta seguridad hemos ganado y cuantas otras cosas hemos dejado en el camino.

Sorprendentemente, casi todos los compañeros con los que comparto momentos en vertical, rondan más o menos mi edad, de 55/60 años y eso me da que pensar. ¿De verdad existirá eso de la diferencia generacional? ¿Habrá diferencia de mentalidad?. Los chavales de ahora están más preparados, se adaptan más rápidamente a los nuevos sistemas de trabajo, más informatizados, más automatizados y más controlados. Pero también los "batallitas" tenemos nuestro lugar, poco valor monetario tendrán estas" batallitas", pero si un gran valor sentimental. No es difícil compartir anécdotas con compañeros de edad similar y ver alguna lagrimilla asomar.

Quizás a los jóvenes les resulte difícil de entender, pero seguro que dentro de unos años, a ellos también les va a suceder. Serán otras vivencias, otros recuerdos, pero sin lugar a dudas, tendrán ese valor que las personas vamos atesorando viaje a viaje y lo que hace diferente al camionero.

Difícil de explicar al profano eso de salir de España un lunes, cruzar Francia, Belgica, Holanda, Alemania y el viernes estar en España, pero más difícil sera explicarle que 30 o 35 años después en un rincón de la mente habrá un recuerdo de ese viaje, en el corazón habrá un encuentro con un compañero y muchas muecas de sonrisa de alguna "batallita" de las muchas que se van amontonando en el desván de la memoria camionera.

Sigamos machacando asfalto, carbonilla ya no soltamos, pero con más o menos botones y lucecitas detrás de un volante estamos. Por lo negro, compañero...

El Maño

(Foto: Archivo de Diario de Transporte)