Opinión

El transporte entre las nuevas economías y el clientelismo. "El diván del transporte". Opinión

Nuevo Reglamento de la UE sobre información electrónica en el transporte de mercancías
Un camionero con la documentación
El transporte entre las nuevas economías y el clientelismo. "El diván del transporte". Opinión

 

  Xavi Navarro, Director de Transporte News Radio www.transportenewsradio.com

"Y entonces, llegaron ellos. Me sacaron a empujones de mi taxi y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas, donde vienen a verme mis amigos de mes en mes..., de dos en dos..., y de seis a siete..."

Serrat - de cartón piedra (con una leve modificación).

Aplicando el clientelismo

Como dijo Edmond Thiaudière, “la política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular”. El ciudadano, el votante, rechaza la corrupción política pero paradójicamente se convierte en cómplice, que no en víctima, por elegir a partidos corruptos para que nos gobiernen. Una vez que estos partidos ostentan el poder surge una relación clientelista entre políticos, grandes empresarios y la banca.

El clientelismo político es un intercambio extraoficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral o de una puerta giratoria que garantice su futuro. En un sistema de clientelismo, el poder sobre las decisiones del aparato administrativo del Estado se utiliza para obtener beneficio privado.

Sospechosamente vemos cierto paralelismo tras el desembarco de las empresas de aplicaciones disruptivas, de la mal llamada "economía colaborativa", de los oligopolios de las nuevas tecnologías que vienen a destruir el sistema del bienestar con trabajos en precario y perdida de derechos laborales, respaldados por partidos políticos neoliberales. Alrededor de estos políticos van de la mano poderosas instituciones de la Administración, juristas sin conciencia, medios de comunicación comerciales y privados, oportunistas sin escrúpulos e influencers domesticados. ¿No se trata acaso de clientelismo?

Frente abierto por empresas de la nueva economía

Para los Uber y Airbnb su irrupción en nuestras vidas ha sido un paseo militar, sin ningún legislador que les parase los pies y con una publicidad abrumadora desde los medios de comunicación. Tras ellos llegaron otras empresas con más o menos ambiciones, pero conocedoras de los pocos o nulos obstáculos que iban a encontrar para realizar sus espúreas actividades. Capitalismo salvaje que se siente intocable porque tiene el apoyo político necesario y los grupos empresariales más fuertes y dispuestos a lo que sea. Con ellos trajeron un modelo de mercado excluyente que elimina literalmente convenios laborales de los asalariados y leyes que amparan al profesional autónomo, a la par que destruyen a las pymes tradicionales.

Intrusismo y competencia desleal de la mano de estas empresas que han hincado el diente, especialmente, en el transporte por carretera. En el sector de viajeros aplicaciones de vehículos de turismo con conductor (VTC) que quieren hacer de taxi, pero saltándose toda la reglamentación, como los BlaBlaCar para los autobuses. El de mensajería y distribución con los Glovo, Uber Eats y Deliveroo cuyos "riders" trabajan como falsos autónomos. El de logística con Amazon y su servicio "Amazon Flex", que pone a repartir mercancía a particulares saltándose todas las normativas y regulaciones existentes. El de mercancías por carretera con Best Routes que verá, si nadie le pone remedio, como los autocares recepcionan, transportan y entregan mercancía, en principio alimentación. Y en el horizonte el próximo desembarco del servicio de Uber Freight para el transporte de mercancías por carretera.

De no poner remedio a este gravísimo problema para los millones de trabajadores del transporte acabaremos por ver aniquilado el tejido empresarial del sector y con ello la esclavitud, literal, de los nuevos "asociados" o "colaboradores" que es como les gusta definir a estas empresas de la nueva economía a sus empleados no reconocidos como tales.

De esta no se salva ni el apuntador

Sin embargo, el colectivo más fuerte, el que más empresas, trabajadores autónomos y asalariados tiene registrados en este país, el del transporte de mercancías por carretera, está fuera de juego. Ciertamente compiten por un mejor convenio, por acabar con el dumping social o la deslocalización, por quitarse de en medio las falsas cooperativas, sin embargo, no parece que estén muy preocupados por lo que pueda suponer la irrupción de las nuevas economías en el sector. Y cuando algunas asociaciones de autónomos y sindicatos acuerdan trabajar juntos para frenar lo que está por venir, conciertan alianzas con los taxistas o elevan la voz a las autoridades competentes, entonces se les critica y se les pone palos en las ruedas. Pues nada, en vez de barrer para casa echamos la tierra sobre nuestro propio tejado. No se puede ser más desgraciado.

En palabras de Shakespeare: ¡Continuad ejerciendo el poder de desterrar a vuestros defensores hasta que, al fin de vuestra ignorancia, que no descubre las cosas más que cuando las siente, después que haya hecho excepción de vosotros solos, de vosotros, que sois siempre vuestros propios enemigos, os entregue esclavos abatidos a alguna nación que os haya vencido sin combate!

Foto: Archivo Diario de Transporte