Opinión

El camionero español en serio peligro de extinción. "El diván del transporte". Opinión

Carta de la hija de un camionero a la Directora General de Transporte Terrestre
Un camionero al volante.
El camionero español en serio peligro de extinción. "El diván del transporte". Opinión

Xavi Navarro, Director de Transporte News Radio www.transportenewsradio.com

España ya está acostumbrada a traer mano de obra barata (o gratis) desde otras latitudes. Así pasó a finales del siglo XVI hasta principios del XVII, etapa de introducción de la esclavitud africana en Cuba.

Ante la falta de fuerza de trabajo para continuar la colonización, los españoles comenzaron a traer pequeñas cantidades de esclavos africanos a través de la Real Compañía de Comercio de las Indias, al mismo tiempo que realizaban esporádicas compras a comerciantes negreros ingleses. Un negocio que trasladó (con éxito) unas 10 millones de vidas por el Atlántico.

Las cada vez peores condiciones laborales y económicas de los conductores del sector del transporte de mercancías por carretera en España han empujado a muchos miles de trabajadores españoles a buscar otra profesión o a esperar, desde el paro, un cambio en las exigencias del mercado.

La patronal se encuentra entonces con un dilema: o mejora las condiciones de los conductores o contrata a trabajadores de otras latitudes que soporten lo que les echen. Podemos ver con claridad su decisión, prefieren imitar a nuestros antepasados colonizadores.

Deslocalización, rumanización y miseria

¿Quién fue el lumbreras que redactó una normativa tal que permitiese que una empresa pudiera cambiar la ubicación de su sede empresarial, trasladándola a otro país para evitar los costes sociales y fiscales de nuestra nación? Esa jugada facilitó a este tipo de empresas acceder a mercados laborales donde podían contratar a trabajadores sin los derechos y condiciones económicas que disfrutaban los españoles. Como sus ancestros colonizadores, la historia se repite.

Sin embargo, ello no ha sido suficiente, la voracidad de este empresariado no conoce límites. No les importa que sus flotas estén compuestas de personal del este de Europa en condiciones deplorables, ni que estos trabajadores estén irremediablemente dando un espectáculo bochornoso en las áreas de servicio habitando camiones de forma permanente, realizando su vida cotidiana de la manera más penosa y miserable.

El caso es que ni con estos nuevos esclavos del siglo XXI es suficiente ya que la sociedad de consumo, mal enseñada y acostumbrada, demanda más y más transporte a precios de risa. La patronal vuelve a tener carencia de conductores a pesar de la remesa del este de Europa. Ya miran de reojo, lo han llegado a declarar públicamente, a las que antaño fueran nuestras colonias en las américas. A falta de conductores del este y foráneos se quieren traer peruanos y ecuatorianos. Otros seres humanos que también sufrieron en sus carnes la esclavitud impuesta por las Españas de entonces.

Ya no sirven los trucos de magia de salón

Como esta táctica tampoco funciona, ya que, por ejemplo, los EE.UU. también tienen carencia de conductores y sus condiciones laborales y económicas mejoran a las europeas, se les ocurre sacar un conejo de la chistera ¡Voilà! ¡Formación!

Esta novedosa forma de ganarse la simpatía de la ciudadanía, de engatusar a la juventud que en su mayoría engrosa las filas del paro, ofreciendo una profesión con futuro, un trabajo de prestigio para engrosar las filas de almas en pena de la carretera es lo que se les ha ocurrido, así, sin anestesia.

Reducir la edad a los 18 años para poder conducir profesionalmente un vehículo pesado, en algunos casos regalar cursos del CAP (Certificado de Aptitud Profesional), incentivar con vehículos nuevos, ofrecer la manzana a Eva.

Se creen que la gente es tonta y puede que en algún caso lo sea, no lo ponemos en duda, pero las nuevas vocaciones no llegan ni por esas. Siguen con un problema de escasez de conductores que cada día que pasa se agrava más. Todo con tal de no reconocer derechos usurpados y sueldos esquilmados, de devolver la salud y bienestar a sus plantillas, a sus camioneros españoles.

Con estos empresarios la lógica no funciona

A ver, en qué cabeza cabe que si le regalamos (o casi) los portes a nuestros clientes podemos mantener una empresa rentable. Llegó al fin el día en que ya no se puede obtener más beneficios de la sangre de los conductores, se acabó lo que quedaba por extraer del pozo de la explotación laboral.

Deberán enfrentarse a los cargadores, a la gran distribución, a los operadores logísticos, plantar cara y exigir lo que cuesta realmente el porte incluyendo beneficios. Sí señores, beneficios, porque, aunque parezca increíble se está trabajando para soportar pérdidas, a ver quién es el que más aguanta, y así vemos en las estadísticas anuales como cierran miles y miles de empresas de transporte españolas en esa competición, en esa carrera al infierno que se gestó un día en Fomento con las asociaciones del CNTC dispuestas a lo que fuese con tal de contentar a sus clientes, a los cargadores.

Porque el conductor español, ese gran profesional envidiado y admirado en tiempos, con ese carácter tan peculiar que le definía como el mejor trabajador de la carretera en toda Europa, ese camionero de toda la vida ya se cansó de tanta especulación y se marchó.

Algunos quedan, ciertamente muy pocos, serán los que se dejen enterrar junto con las empresas de transporte español que se dirigen inexorablemente a la quiebra. Porque son tan cuadriculados estos empresarios que no darán su brazo a torcer a pesar de que ven cómo se acerca su fin. Prefieren engañarse a sí mismos a mejorar condiciones laborales y económicas a los conductores.

(Foto de archivo)