Opinión

Diagnóstico-Metástasis. "Camionero García". Opinión

Lo que no puede ser, no puede ser... y además es imposible
Camiones circulando por una autovía en España
Diagnóstico-Metástasis. "Camionero García". Opinión

Es seguro que somos una sociedad enferma y como tal, nuestro sector lo es también. Está enfermo por dejación de los cuidados necesarios.

Siempre he oído que el transporte necesitaba una reconversión, y esta nunca llegó, ni llegará. No llegará porque los avances tecnológicos y las necesidades de abastecimiento cambian muy rápido, a la misma velocidad que la sociedad. Hoy, ya es pasado y los modelos se quedan obsoletos demasiado pronto.

Quizás sea una estrategia de la industria, trabajar muy rápido en los cambios y no dar tiempo a los colaboradores a reaccionar para no encarecer los servicios necesarios y ahí es donde entra la política, que se muestra ineficaz y torpe de reacciones para frenar ese ansia desmesurada de los beneficios y tener la mejor imagen, irreal y explotadora, ante una sociedad consumista y exigente sin razonamiento alguno.

¿Qué le pasa al transporte de mercancías por carretera en esta situación?

Le pasa que es incapaz de ser independiente en la toma de decisiones si quiere mantener su cuota de mercado, para beneficio propio y el de sus trabajadores. Nuestra actividad es muy necesaria de cara al cliente final, tanto en la industria como en el puerta a puerta y lo saben, por eso la intervienen con sus tender, sus condiciones abusivas y la mala imagen que muestran los medios de comunicación siempre interesadamente.

El transporte por carretera siempre espera que la política resuelva esas necesidades que tiene por exigencia de sus clientes y que ellos como profesionales, no son capaces de solucionar. Parece ser que en la política, tanto nacional como internacional, no hay nadie relacionado con el sector y si lo hay, lo es para las grandes obras portuarias, ferroviarias y aeroportuarias subvencionadas y ruinosas, muchas por innecesarias, pero el transporte por carretera solo necesita de un mantenimiento continuo y seguro porque, además, este espacio es el mismo que se comparte con el transporte particular.

Saben que no estorbamos pero también saben que somos, o al menos debemos serlo, un sector cualificado, precarizado interesadamente para controlar los precios y el coste final del producto. A nosotros esto no nos debe afectar porque no somos una ONG para que un producto de súper lujo que viaje en nuestro camión no se encarezca a sabiendas de que muchos de los productos que transportamos solo los veremos, pero no los poseeremos.

A nosotros solo nos debe preocupar el esfuerzo que empleamos, el tiempo que dedicamos, los derechos a los que renunciamos y un salario justo que contabilizando todo ello nos permita obtener un diferencial respecto al resto de los trabajadores de la industria. Al igual que algún que otro sector, no debemos renunciar a un coeficiente reductor para jubilarnos antes de la edad regular marcada por ley. Por el tiempo empleado y como se ha empleado y por la seguridad en las vías públicas, es más que necesario un control más exhaustivo de quien y en qué condiciones se trabaja con este tipo de vehículos y cual a sido su histórico en el sector.

Hay formas eficaces de hacer atractiva esta profesión tan sacrificada: una debe ser, unos salarios dignos que permitan un desahogo económico a las familias transportistas, otra una jubilación acorde para disfrute de un tiempo que no pudo ser durante la vida laboral y otra muy importante, la seguridad y confortabilidad en las máquinas y en las carreteras.

Como veis, todas estas cuestiones son nuestra responsabilidad conseguirlas y que deben refrendarse con políticas adecuadas, políticas que ni se ven ni se esperan. Nuestra imagen está ensuciada en la precariedad y el cuasi esclavismo al que nos someten las empresas y que es momento de cambiar. Los políticos no son capaces de ponerse de acuerdo para ello o tienen miedo a que las multinacionales trasladen su producción a zonas menos proteccionistas y esto les hace incapaces de gestionar nuestro dinero por ineptos defensores de los derechos de los trabajadores, que al fin y al cabo, son los que generan riqueza con sus nóminas.

Quizás haya que remover conciencias en el sector, hay que movilizarlo a nivel global, porque los cambios son globales, porque hay que asegurarse un futuro digno y sostenible y esto debe ser de la mano de grandes profesionales.

Si quieres ser uno de ellos, este es el reto: lucha por lo que amas y alimenta a tu familia.

Al resto, suerte en su futuro… pero fuera del sector. (Foto de archivo)

Camionero García