Opinión

Respeto, más que una simple palabra. "Camionero García". Opinión

Por mi parte tienen todo mi rechazo como personas públicas que son
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Respeto, más que una simple palabra. "Camionero García". Opinión

Que bueno esto de las redes sociales y de los grupos de transporte, porque no hay cosa más rápida y mejor para llegar al máximo de personas. Además, los nuevos teléfonos con múltiples aplicaciones, hacen la delicia del entretenimiento y ayudan a agilizar muchas de las operaciones de transporte.

Estas aplicaciones, junto con las plataformas de cargas y tender, hacen que nuestra posición en el mapa esté continuamente controlada por nuestras empresas y por los cargadores con la excusa de seguir toda la cadena de suministro de los envíos. Es lo que tiene convivir en esta era digital donde las nuevas tecnologías van por encima de las normas y los derechos.

Pero vamos a la cuestión que motiva este artículo

Han puesto en nuestras manos una herramienta que como entretenimiento está muy bien y que por lo visto, día a día, parece ser que no sabemos o no queremos aprovecharnos de estas tecnologías para unificar y dignificar nuestro oficio.

Lógicamente, no va esto de pensamiento único ni de caminar el mismo sendero, pero lo que se nos da de vicio es sacar los pies del tiesto y esparcir mierda para que uno no sea el único enmierdado del grupo.

Es fácil tirar la piedra y esconder la mano, es fácil en el exceso de ego de algunos, esconderse en múltiples perfiles para escupir sobre los demás su propia impotencia y claro, aquí más pronto o más tarde te pillan de marrón porque como dice el refrán “por la boca muere el pez”.

Cientos de grupos de transporte de todo tipo se esparcen por la red. Muchos, con la única intención de servir de nexo de unión con varios miles de personas con los que convivimos en carretera y que queremos conocer en un bis a bis, sentados en la mesa de algún bar para discernir de nuestro estilo de vida, mientras degustamos una buena y merecida cerveza.

Otros crean sindicatos, plataformas y asociaciones virtuales con la intención de agitar la conciencia dormida de muchos transportistas y camioneros. Aún habiendo probado varias, todo sigue igual, menos implicación seria y mucho escapismo a la hora de financiar estas cuestiones.

Aunque algunos mesías tienen la solución a los problemas, no dejan de vociferar por las redes su reivindicación personal, olvidando por completo al colectivo y es así como se van creando grupos y subgrupos, hechos a la medida de su creador, que siempre nombra administradores de su cuerda y que cuando no comulgan con el editorial del susodicho creador, ahí que se aventuran otros a difundir su discurso personalista en otros nuevos grupos que atomizarán la red y que más que atraer, repelen a distancia por el olor rancio y personalista de su grupete.

Pero esta semana, me ha llamado la atención la guerra abierta entre varias personas que dirigen diferentes grupos y que se han llamado de todo menos bonito. Seguir dichas publicaciones y respuestas, da ganas de vomitar y ver la falta de respeto que nos tenemos augura, como siempre, mayor distancia entre los diferentes actores del sector.

Y todo esto, regado por los aplausos de acólitos y seguidores, que más que poner sensatez, han echado más leña al fuego. Visto lo visto, el enemigo solo tiene que esperar a que sus contrincantes se autoliquiden en batallas sin sentido y que enmierdan las redes.

Una vergüenza que debieran hacerse mirar los susodichos directores de grupos. Quien pretende liderar algo, pierde credibilidad cuando responde a la mínima provocación y con un lenguaje soez y reprobable, que para cualquier lector deja claro la posición que ocupan en la escala de valores y que dice muy poco de su intención de liderazgo. Por mi parte, tienen todo mi rechazo como personas públicas que son y a mi entender, deberían dejar paso a personas con mayor sensatez y seriedad.

Digo esto, porque aún siendo siempre los mismos en todos los grupos y no siendo mayoría de los integrantes del gremio, si son las redes sociales y sus grupos un termómetro a tener en cuenta respecto a las necesidades de las personas que participan de ellas y que, por opiniones y peticiones plasmadas en sus publicaciones, sirven de información para aquellos que saben aprovechar esta necesidad para su beneficio propio. Y sucede con las marcas y también con algunos individuos que se nombran adalides defensores de intereses ajenos, pero que solo defienden a capa y espada sus únicos y propios intereses.

Hoy, la información vale mucho dinero y los publicistas lo saben bien y también aquellos que con su discurso fácil y populista, pretenden llevar a honradas personas por caminos embarrados y sin un final feliz.

Para llegar a buen puerto, todos tenemos que remar y lo ya creado y reconocido por las partes interesadas, es la forma de actuar y presionar para conseguir, al menos, acercarnos a posiciones comunes entre intereses comunes y que tienen la capacidad de proponer cualquier demanda a la parte contraria y negociar aquellas cuestiones que deban acontecer.

Para ciertas cuestiones, hay que pisar la tierra y dejar de vivir en las nubes, porque las nubes son sólo nubes. (Foto de archivo)

Camionero García