Girona, fin de trayecto de los camiones patera procedentes de Italia

Girona ha entrado definitivamente en las rutas de la inmigración irregular
Un camionero revisa los bajos de su vehículo en un estacionamiento de La Jonquera. TONI FERRAGUT
Girona, fin de trayecto de los camiones patera procedentes de Italia

En los últimos tres meses se han localizado 90 inmigrantes ocultos en la carga de 14 vehículos.

Girona ha entrado definitivamente en las rutas de la inmigración irregular. En los últimos tres meses se han localizado un total de 90 inmigrantes ocultos en la carga de 14 camiones que han llegado a la provincia Girona a través de la frontera de La Jonquera.

Todos ellos procedían de Ventimiglia, la localidad italiana fronteriza con Francia que acoge, en un gran y paupérrimo campamento bajo el puente de la autopista, a centenares de personas de diversas nacionalidades cuyo sueño es llegar a Francia. Al localizarse en territorio español todos los inmigrantes son devueltos en horas a Francia.

El primero de los camiones se detectó en Garrigàs (Alt Empordà) el pasado 9 de febrero. Cuatro tunecinos viajaban en el interior de la caja que transportaba colchones a Valencia. Desde entonces ha habido un goteo de camiones patera hallados en la AP-7 o al salir de ella, la mayoría en La Jonquera, Llers, Celrà, Sils.

Uno llegó al Vendrell. Seis camiones en febrero, tres en marzo, cuatro en abril y el último, el 7 de mayo. Sobre las 16.15 horas el camionero paró al salir del peaje de Salt y alertó a la concesionaria de autopistas. Al abrir la caja halló a cinco ciudadanos sudaneses. Entre el 9 de febrero al 7 de mayo se han detectado en el remolque de los camiones 79 hombres, 6 mujeres y 5 menores. Estos últimos, quedan a cargo de la Dirección General de la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat.

El comisario coordinador de Fronteras del Cuerpo Nacional de Policía, Luis César Suanzes, considera que para España se trata de un problema “colateral”. "La gente cree que si se han detectado estos inmigrantes habrán entrado mil más, y no es así", asegura. Recuerda que España y Francia aplican el acuerdo de Málaga de 2002 que regula todas las devoluciones de inmigrantes irregulares entre ambos países y que se ejecuta en un máximo de 12 horas.

“Aunque hubieran entrado y no se hubieran detectado, -afirma- su único objetivo es Francia, donde tienen familiares o amigos que les van a acoger irregularmente y les van a conseguir un trabajo clandestino para que cuando pasen tres años puedan pedir el arraigo en Francia”, añade.

Todos los camiones detectados habían pernoctado en Ventimiglia antes de emprender el viaje. Esa localidad italiana es el cuello de botella de uno de los mayores fenómenos migratorios vividos en ese país en las últimas décadas. En 2016 Francia devolvió 18.000 inmigrantes que cruzaron por este punto.

Unos 600 inmigrantes malviven ahora en un campamento bajo el puente de la autopista esperando su turno para esconderse en la caja de un camión. Son eritreos, etíopes, sudaneses, somalíes, nigerianos, senegaleses y de Mali que llegan a Ventimiglia por las rutas de inmigración ilegal que tiene Italia, por Turquía, pateras llegadas a las costas y a la isla de Lampedusa, frente a la costa de Túnez.

En el campamento hay unos “aprovechados”, explica el comisario, que les cobran entre 40 y 50 euros, “cantidades irrisorias frente al dineral que pagan a mafias para llegar a Ventimiglia”. Cuando ven un camión con la caja desprecintada aprovechan un descuido del chófer y esconden a los inmigrantes. Algunos llegan a Francia y otros, cuando llevan más horas de las que calculan para llegar a su destino, cosa que suele coincidir con su paso por Girona, golpean y vociferan en los remolques. Cuando los camioneros los descubren alertan al 112.

Según Suanzes, Francia e Italia aplican ahora un control “más rígido y férreo” en Ventimiglia y en la autopista hacia España. “Ahora abren las cajas al doble de camiones que antes. Los franceses hacen lo posible para que se queden en Italia”, dice.

En 1997, el accidente de un camión en Campmany, cerca de la frontera, causó la muerte de 11 inmigrantes que pagaron 450.000 pesetas (unos 2.700 euros) para ir de Tetuán a Milán ocultos en la carga. El recuerdo permanece vivo en la memoria de los gerundenses. Fuente: elpais.com