Opinión

Aceptar 44 toneladas por 30 monedas de plata. "El Diván del Transporte". Opinión

A vueltas con las 44 toneladas. "El camionero ácrata". Opinión
Imagen de camiones de 44 toneladas,
Aceptar 44 toneladas por 30 monedas de plata. "El Diván del Transporte". Opinión

Xavi Navarro, Director de Transporte News Radio www.transportenewsradio.com

¿En cuánto valoran su trabajo los transportistas? La presión que recibe el sector para aumentar cuatro toneladas más de carga es cada día mayor. Los negociadores, tanto transportistas como cargadores, podrían estar escenificando una farsa que, si después de todo los primeros acaban por aceptar, no nos convencerán las condiciones que nos quieran anunciar por muy edulcoradas que nos las planteen. Y llegado el hipotético día si firman serán recompensados con 30 monedas de plata, en agradecimiento por haber traicionado al sector.

Faltan conductores, este es el problema que señalan todos los operadores logísticos y empresarios del sector de mercancías por carretera. La solución por ellos propuesta es buscar nuevas incorporaciones desconocedoras de la realidad de la profesión, motivándolas con formación, con cursos subvencionados por la Administración, como parte de otra pata del negocio. Sin querer reconocer que la manera óptima de conseguir conductores es, en el caso de los asalariados mejorando sus convenios, su seguridad y salud, su estabilidad laboral y sus nóminas.

Y en el caso de los autónomos mejorando los precios, pagando en tiempo y forma, rebajando impuestos, siguiendo a pies juntillas la Coordinación de Actividades Empresariales y facilitándoles áreas de descanso seguras y gratuitas. En ambas figuras laborales se podría objetar que faltan más reivindicaciones, pero estas propuestas recogen las más esenciales y serían punto de partida para estimular el acceso a la profesión y el aumento del rendimiento del conductor.

Obviamente se trata de trabajar en una profesión con un trato digno, algo que se viene reclamando desde hace tiempo pero que cada vez parece más lejano. Sin embargo, ¿estarían dispuestos los representantes de los transportistas a movilizarse para conseguirlo? Lo que está claro es que los cargadores y el gobierno de turno que les apoya no lo aceptarían, ni a las buenas ni a las malas. Por eso hay que tomar conciencia del problema y enfrentarse de una vez por todas a él o los días del sector del transporte están contados.

El precio del transporte, la paradoja de perder dinero todos los días

Nos damos un paseo por la web del Ministerio de Fomento para fijarnos en el “observatorio de costes del transporte de mercancías”. Y qué nos encontramos, pues que el coste por kilómetro de un vehículo de carga, en general, ha evolucionado de 1,1445 € / km en carga (a fecha de 31 de enero de 2016) a 1,2514 € / km en carga (a fecha de 31 de enero de 2018). Vaya, alguno que no conozca los datos se echará las manos a la cabeza y dirá “¿dónde pagan eso?”. En la mayoría de portes, al menos los nacionales, se suele cobrar entre 0,60 y 0,70 € / km. Pues bien, si se trabaja por debajo de costes… ¿dónde está el negocio?

Porque ¿cómo se cuantifica el valor de nuestro trabajo? y lo que es más importante ¿quién lo cuantifica? Habida cuenta de que el colectivo de transportistas no es lo suficientemente competente para limitar el precio del porte con un mínimo superior a los costes, que se ve incapaz de fijar una tarifa rentable, alguien debería poner freno a este descalabro. Y no es cuestión de buscar culpables en este artículo, sino de motivar al sector a buscar la recuperación del mismo como negocio.

Y que no nos vengan con la milonga de que pueden ser sancionados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, ni ese organismo ni nadie puede impedir que el empresario resuelva aumentar sus tarifas, solo intervendrá si hay un acuerdo tácito. Pero, señores, ese acuerdo es no es el camino, otras son las fórmulas ya que es de locos salir a trabajar para volver a tu casa todos los días con pérdidas.

Reducir costes de lo que se viene regalando y cobrar el porte por lo que realmente vale

Y no es tan difícil como parece, se puede comenzar sumándose a gestos para evitar gastos innecesarios: plantarse ante la carga y descarga de los conductores. Decir no significa en todos los casos aumentar en eficacia, en ahorro de costes y tiempo, en evitar problemas con las posibles roturas y, sobre todo, fundamentalmente en seguridad vial y salud laboral. Cobrar en tiempo y forma, nada de pagarés ni de plazos estratosféricos, se deben denunciar los abusos. Cobrar siempre las paralizaciones, basta ya de regalar tiempo. El tiempo es dinero.

Evitar trabajar con un tender, que no hace otra cosa que tirar los precios por los suelos. Enfrentarse a las Administraciones para defender al sector ante las constantes penalizaciones que sufre, tales como el desvío obligatorio a autopistas de peaje, los aumentos incontrolados del coste de los carburantes, el acoso sancionador por parte de tráfico, el cobro del céntimo sanitario, los costes añadidos de hospedajes por insuficiencia de áreas de servicio gratuitas vigiladas, la falta de inversiones en infraestructuras viarias que provocan daños al vehículo y en ocasiones son el origen de accidentes, etc. Todos esos gastos repercuten en los beneficios, eso lo sabe hasta un niño pequeño.

Por lo tanto ¿para qué sumar otro gasto con el aumento de cuatro toneladas más de carga? Porque no nos engañemos, no veríamos ningún beneficio de tomar ese camino, todo lo contrario ¿No es suficiente ya con el daño de haber admitido la deslocalización de las empresas, la competencia desleal, la rumanización de los camioneros? No busquemos el beneficio empresarial a base de exprimir al conductor, de obligarle a realizar tareas que no le competen, de buscar fórmulas para aumentar el número de horas conducción. No señores, la solución no se haya en la presión y explotación de los conductores, se encuentra en la mejora de condiciones laborales y en el pago justo por el trabajo realizado. Ni más ni menos.

¿Aceptarán los representantes del sector las 30 monedas de plata?

No deberían, aunque flota en el ambiente una extraña sensación motivada por algunas declaraciones de sus máximos representantes. Lo más propio es que se zanjase la cuestión de las 44 toneladas de una vez por todas con un no rotundo del Comité Nacional del Transporte por Carretera. Y que no quedase ahí, sino que sirviese como punto de partida para realizar cuantas gestiones fuesen necesarias para reducir costes como los mencionados, so pena de que los representados, los transportistas, lamentasen tener al frente del sector a estómagos agradecidos causantes de una división por la que nunca encontrarán su espacio de poder de negociación, tanto para sus derechos como para que el transporte sea realmente un negocio rentable.