El autobús ‘low cost’ aprieta el acelerador

El autobús ‘low cost’ aprieta el acelerador

Viajar de Barcelona a Venecia en un autobús con wifi, enchufes y aseo a precio de lo que sale un trayecto en taxi hasta el aeropuerto. Billetes que no llegan a los 40 euros para ir a visitar la ciudad de los canales o, si se prefiere, para acercarse hasta Múnich, Colonia o París. La fuerte competencia que impera en el transporte de pasajeros por carretera, acuciada por la irrupción de plataformas que promueven los viajes compartidos como Blablacar o Amovens, ha derivado en un ajuste tarifario que mantiene tensionado al sector al tiempo que pone al alcance de la mano del pasajero unos precios asequibles.

“Queremos que viajar en autobús vuelva a ser sexy”. Es uno de los lemas que repite André Schwämmlein, de 35 años y uno de los fundadores de Flixbus, el coloso europeo del transporte de larga distancia. Se trata de desdibujar la imagen que identifica al bus de largo recorrido como un carricoche solo apto para jubilados o para adolescentes en viaje de fin de curso. La compañía, ideada en Alemania en 2013 por tres jóvenes emprendedores, domina el sector y presume de estar cambiando “la forma de viajar por Europa de millones de personas”. Pero no está sola en la carretera y su competencia aprieta el acelerador. En esta carrera, Barcelona se sitúa como un destino clave para ser inicio y final de las conexiones con las ciudades del norte de Europa.

Las rutas de bajo coste incluyen transbordos para rentabilizar los viajes

Al viajero solo se le requiere tener temple y paciencia, y tal vez unos dorsales tonificados, para poder soportar largas horas, en muchos casos casi todo un día, sentado en un butacón de autobús. Aparte de medir la distancia en kilómetros, las rutas transfronterizas de bajo coste incluyen transbordos y esperas en estaciones intermedias para ayudar a rellenar los asientos vacíos. Se trata de exprimir la rentabilidad de cada viaje para que los precios reducidos de los billetes no descuadren las cuentas de las empresas.

En este sentido, Megabus fue una de las pioneras en ofrecer precios ajustadísimos para poder viajar alrededor de Europa. La compañía, de matriz británica, copió el modelo que le valió a la irlandesa Ryanair para hacerse un hueco en el mercado de la aviación y popularizó sus viajes a un euro. FlixBus, que decora sus buses de un llamativo color verde, compró el año pasado la división europea de Megabus en lo que se interpretó como una operación para concentrar el sector y poner en jaque a la competencia. La compañía asegura que gracias a la alianza puede ofrecer más de 100.000 rutas diarias y conectar 1.000 destinos europeos. La marca Megabus conserva gancho y, pese a que su web redirige a FlixBus, en los autobuses aún aparece el orondo chófer naranja sobre fondo azul que popularizó a la compañía y a sus llamativos precios.

Ouibus es una apuesta de la SNCF, la sociedad que gestiona los ferrocarriles franceses, para ganar presencia en el segmento de transporte de pasajeros por carretera. Ouibus oferta conexiones entre Barcelona y Amsterdam por 42 euros y enlaza la ciudad catalana con la capital francesa por 35 euros y con Londres por poco más de 50 euros. También Eurolines, una histórica firma de los viajes transfronterizos en autobús, trata de conservar cuota.

La compañía Ouibus enlaza Amsterdam y Barcelona por 42 euros

Un estudio del departamento de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) para la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) indica que, en España, el autobús regular transporta más de 650 millones de viajeros al año. Seis de cada diez usuarios realiza trayectos inferiores a 50 kilómetros y la media distancia (viajes inferiores a 300 kilómetros) alcanza un 30% de los usuarios. Los viajes más largos solo representan el 3% del pasaje total. El análisis indica que la apuesta pública por otros medios de transporte, fundamentalmente la alta velocidad ferroviaria, ha atenazado el crecimiento del sector.

Fuente: elpais.com