“Te estás haciendo pajas mentales, al vehículo no le pasa nada”

“Te estás haciendo pajas mentales, al vehículo no le pasa nada”

Ocho de la mañana del 16 de septiembre de 2016: Un trabajador coge el camión con el que dos días después se mataría su compañero de trabajo Iñaki Alkorta, natural de Lasarte-Oria y de 33 años de edad. El operario aprecia problemas en el camión. Dice que el freno se queda bloqueado y que el asiento del conductor no se puede regular en altura. Según narran los testigos a la Inspección deTrabajo -así está recogido en su informe- el dueño de la subcontrata para la que trabajaba el fallecido, le encomineda a otro trabajador que conduzca el Volvo BM A35C, pero este, al poner el motor en marcha, también constata que le es imposible regular el asiento en altura y que no llegaba bien a los pedales. “A mí eso no me vale, yo llego. Vete a casa o haz lo que quieras”, responde el dueño de la subcontrata (ha aceptado una pena de 19 meses de prisión).

A las 12.30 horas ambos discuten por teléfono. Según reveló el operario al inspector de trabajo durante la investigación, el jefe le dijo: “Yo no sé para que os pago. ¿Ya has hecho bastante para cobrar?... Yo creo que no... Hasta estoy pensando que no has andado con estos cacharros. Esto es lo que hay... te buscas la vida”. El trabajador decide abandonar la obra.

Tras la comida, el jefe de Aballa S.L. prueba el vehículo y varios testigos corroboran la serie de problemas que tuvo en los cuatro viajes que realizó. “Yo venía de descargar y subía por la rampa. Pero al comenzar a subir veo que el Volvo está bajando más rápido de lo normal y que el gerente de Aballa me hace gestos desde la cabina con manos y brazos para que me aparte. Yo ví que él quería frenar y no podía. Bajé de culo y me aparté para dejarle pasar”, relató un operario al inspector. Segundo viaje: “Yo estaba abajo, en la cuesta, y el camión estaba echando llamaradas detrás de la cabina. Dejaba olor a fuego”, añade. Tercer viaje: “Yo estaba al final de la pista... casi se sale... no lo controló y se arrimó al borde del precipio de la cuesta... Pudo corregir en el último momento...”.

Otro trabajador, también testigo, coincide en señalar que el jefe estuvo a punto de precipitarse por el talud en el que dos días después se mató Iñaki Alkorta. Y añade que en otro cuarto viaje el jefe se quedó atascado con el camión en la zona de carga del desmonte número nueve y tuvo que ser ayudado por una máquina retroexcavadora para poder salir y descender la rampa.

Narran los testigos al inspector de Trabajo que el gerente les dijo que el lagarto tenía un problema en los frenos y que había tenido que parar porque si no lo hacía igual quemaba el freno de mano, y que había hecho “escapada” bajando con el lagarto.

“NOS VA A MATAR A ALGUNO”

Los trabajadores de la subcontrata trasladan su preocupación al encargado de la UTE en la obra. “Mira a ver ese camión con este tío... porque nos va a matar a alguno”, explica uno de los operarios. Según el informe del inspector, esta conversación es confirmada por el propio encargado de la UTE Lapatza, quien trasladó al gerente de la subcontrata “que debía reducir la velocidad, y que tenía que dar ejemplo pues era el propietario de la empresa”.

El 17 de septiembre, el día después, la lluvia impidió trabajar al turno de mañana y los trabajos se activaron a las 19.30 horas. Faltaban menos de trece horas para que muriese Iñaki Alkorta.

Un testigo declara que el mismo día del accidente, sobre las 4.30 de la madrugada (el siniestro ocurrió a las 8.10 horas), iniciaron los trabajos con otro vehículo, pero este sufre una avería, por lo que el operariro que estaba de turno de noche decide coger de nuevo el Volvo del accidente.

Según recoge el informe de la Inspección de Trabajo, este operario hace siete viajes, pero tras constatar “serios problemas en el freno de pie, que no retenía adecuadamente cuando era acccionado, y que el vehículo bajaba muy mal”, además de que no tenía cinturón de seguridad, concluye que “el camión no estaba para bajar por esa cuesta”. A las 5.30 de la madrugada, deciden apartar este lagarto y ante la imposiblidad de continuar el trabajo -los dos camiones estaban fuera de servicio-, se retira a su vehículo particular hasta la finalización de la jornada.

RULETA RUSA Sobre las 7.30 horas, comienza un nuevo turno de trabajo en el que se incorpora Iñaki Alkorta, y se realiza una reunión previa. Según se recoge en el informe de la Inspección, el jefe asignó el camión Volvo a un trabajador que había escuchado los comentarios de diferentes compañeros sobre los fallos detectados en el camión dos días antes, el 16 de septiembre. Su reacción es negarse a conducirlo. “Por los cojones cojo yo ese lagarto... no te has matado tú el otro día y ¿quieres que me mate yo?”, espetó el operario al gerente de la empresa. “Te estás haciendo pajas mentales, al vehículo no le pasa nada”, respondió.

Comienza el juego de la ruleta rusa: Es el turno de Iñaki Alkorta, a quien el dueño de Aballa le asigna ahora la conducción del Volvo. Iñaki, que ya había sufrido un grave accidente con ese vehículo unos años antes, ya no conduce estos vehículos, sino que es maquinista de excavadoras, pero no se niega a realizar la tarea encomendada directamente por el jefe y coge el camión que se convirtió en ataúd.

En su primera bajada por la rampa con un desnivel medio del 33%, sucede lo peor. A las 8.10 horas Iñaki yace cadáver. “A media altura (de la rampa), cuando pasaba por el ancho de vía para facilitar los cruces, el lagarto empezó a descontrolarse y a coger velocidad, descendiendo el resto de la rampa dando tumbos”, admite un testigo. Al llegar abajo, el bajo del vehículo golpea con el cambio de rasante, coge altura y vuela a lo ancho de la vía, sin tocar el suelo, precipitándose por el talud.

Fuente: noticiasdegipuzkoa.com