Las violentas técnicas de los asaltantes de camiones en el contrabando de tabaco

Las violentas técnicas de los asaltantes de camiones en el contrabando de tabaco

Los asaltos a camiones de tabaco son de los más agresivos. De hecho, ya no hablamos de robos con fuerza, sino con violencia, en los que, además, se suman casos de detención ilegal. «El perfil es distinto. Es gente que viene del alunizaje y se pasa, con los años, a un escalafón superior, el del atraco», señalan fuentes policiales. También roban a la carta y cuentan con la información interna de algún empleado del polígono, al que tienen a sueldo.

La banda espera que el camión salga de Logista, en Leganés. Para la celada utilizan al menos dos todoterrenos, muy comunes son los BMW, y le hacen «el bocadillo» al tráiler. Rápidamente, se dividen. Unos encañonan al conductor y, si opone resistencia, no dudan en darle una paliza. Lo meten en el maletero de un coche, y lo abandonan a su suerte en Villanueva de la Cañada. Un ciudadano del Este, normalmente búlgaro, se encarga del camión, que una vez descargando, pueden dejar en Getafe. Y otros son los que trasladan la mercancía a una nave industrial pirata en Ciempozuelos. Así es cómo se reparten sus papeles los delincuentes.

Hay muchos casos en los que la Policía llega a la mercancía sustraída, una vez en manos de los estanqueros que la han encargado: antes de salir de Logista, las partidas susceptibles de un atraco están marcadas con una tinta especial, indeleble, que, unido a informaciones con las que cuentan los investigadores, sirven para llegar hasta ellas y recuperarlas. Y ponen nombre y apellido a los cabecillas.

Una de las bandas más peligrosas es la de Jenri Rodríguez Rosario, «Jenri», y Javier Cabero Plaza, primo del «Niño Juan», de Las Torres de Villaverde. Se apoderaron de 8,5 millones en jamones y teléfonos móviles. Cometieron unos 80 golpes, entre los que no faltaron secuestros exprés a camioneros. A uno de ellos, en la A-2, le interceptaron en Alcalá y le soltaron en Arganda del Rey.

También le pegaban a bancos y polígonos, por el método del butrón, y reventaban sus cajas fuertes con lanzas térmicas. Y se apoderaron de más de cien coches de lujo. En una nave de Valdemoro escondían 50 jamones, 800 quesos, bebidas de primeras marcas...

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