El transporte de viajeros: no solo es Blablacar

En esa nueva ronda de inversión interviene SNCF y anteriores inversores de BlaBlaCar
Imagen de la aplicación Blablacar
El transporte de viajeros: no solo es Blablacar

El transporte de personas por carretera mejora a lo largo de este año. Las sombras sobre el sector no proceden solo de la proliferación de las plataformas de vehículo compartido: el abaratamiento del transporte privado, la competencia por la renovación en las concesiones, la agresividad de la política comercial de Renfe en sus servicios de alta velocidad o la extensión del low Cost son amenazas adicionales.

El domingo 16 de Julio, Blablacar ofrecía viajes a Toledo entre cuatro y seis euros. Si a ese coste se añade la tarifa de gastos que cobrar Blablacar, quienes compartieron viaje abonaron más de los 5,39 euros que cobraba la compañía ALSA por el mismo recorrido, ese día.

No es el coste, por lo tanto, lo que anima a usar el coche compartido sino la flexibilidad, la experiencia y la personalización del producto, tres características que el transporte en Autobús no ha sido capaz de ofrecer.

Las compañías apenas han invertido en mercadotécnica o publicidad, han sido incapaces de generar una central de reservas común y su comunicación de experiencia por redes, y por cualquier otro medio, es floja.

Su innovación centrada en renovación de flotas -al tiempo que las han reducido para ajustar su capacidad- apenas ha sido compartida con nuevos usuarios potenciales y con lenguaje que estos entiendan. Ese es el nicho de mercado que Blablacar ha abordado: el 52% de sus clientes tienen menos de 39 años. ¿Será el autobús cosa de mayores?

Conflicto con Blablacar

Las compañías han iniciado, no sin argumentos jurídicos y técnicos, un combate legal contra Blablacar. Aseguran que sus conductores realizan una actividad profesional y con ánimo de lucro. Igualmente, acusan a la red social de ejercer como empresa de transporte sin licencia, pues cobra una comisión del 10% por cada viajero transportado.

Desde Blablacar defienden que sus usuarios (2,5 millones en España) no son conductores profesionales sino particulares que quieren compartir gastos de viaje. La compañía reconoce que cobra a los usuarios una tasa en concepto de “gastos de gestión”, destinada a mantener la plataforma.

¿Y si no fuera economía colaborativa?

Pues es bastante probable que al usuario le importe poco. En realidad economía colaborativa es una traducción algo irregular del sharing economy, más próxima al intercambio de favores en comunidades reducidas que a las relaciones con desconocidos que ha sido facilitada por internet. En todo caso, colaborativa no deja de ser una etiqueta que sugiere la falta de ánimo de lucro.

Blablacar no es una ONG. La compañía francesa es un Unicornio, es decir una compañía valorada en más de mil millones de euros y en ella se pueden encontrar financiadores como las firmas de capital riesgo estadounidenses Insight Venture Partners y Lead Edge Capital, y también del grupo de Estocolmo Vostok New Ventures. Es decir que la tasa de gestión parece dar para mucho.

Uno de los temas pendientes de la próxima legislatura será, como ha propuesto la CNMC, en un controvertido informe, la regulación de la economía colaborativa en la dirección de menos regulación. En todo caso, este tipo de economía amenaza no solo al transporte sino a segmentos tradicionales del mercado, muy regulados, algo envejecidos y con poca flexibilidad cosa que ocurre desde el taxi (Uber) a la Banca (empresas de fintech).

Las compañías de transporte culpan a Blablacar de la pérdida del 20% de la actividad del sector del autobús en España. La cifra no parece contrastada dados los datos de viajes en autobús interurbano que se conocen.

El mercado del transporte de viajeros

El pasado mes de Mayo, según los datos del INE, 58,5 millones de viajeros y viajeras han usado el transporte interurbano en autobús, lo que supone un 4% más que el mismo mes del año anterior. El transporte de viajeros está creciendo a un ritmo anual del 3%.

Al inicio de la crisis económica, enero 2008 como referencia, el transporte interurbano de viajeros era de 58,8 millones de personas. Es decir, tan solo trescientos mil más que en este momento. En consecuencia parece exagerado atribuir a Blablacar un efecto tan nocivo. Si las cifras ofrecidas por la compañía son ciertas, la cuota de mercado capturada apenas superaría el 4% hablando según las cifras globales. Es cierto que mientras en cercanías las compañías han aumentado en cinco millones sus viajeros en ese periodo, han perdido 400.000 en los viajes de larga distancia.

La variación media mensual ofrecida por el INE se sitúa entre las más altas desde que se inició la crisis, si bien es cierto que es un crecimiento que beneficia a los servicios de cercanías y menos a la media o larga distancia. Las cifras, en todo caso, parecen indicar que el transporte se da un respiro en cuanto al número de viajeros

No es solo la proliferación de las plataformas de vehículo compartido lo que debiera inquietar a los transportistas es, igualmente, el relativo abaratamiento del transporte privado debido a la evolución de la gasolina, la agresividad en la competencia por la renovación en las concesiones, la agresividad de la política comercial de Renfe en sus servicios de alta velocidad o la extensión del low Cost: estos dos servicios han crecido en un 7% y 11% respectivamente.

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