Los estibadores: "Nuestras mujeres son madres solteras, no pueden contar con nosotros para nada".

Los estibadores: "Nuestras mujeres son madres solteras, no pueden contar con nosotros para nada".

Ángel Dapena es uno de los 34 estibadores que hay en el puerto de A Coruña. Entró hace nueve años en Sestico, la Sociedad Anónima de Gestión Portuaria (Sagep) que opera en las terminales herculinas. Y no porque su padre, su abuelo, su tío materno su primo o el cuñado político de su madre estuviesen en el registro de estibadores. Lo hizo tras concurrir a una convocatoria pública y pasar unas pruebas de aptitud física y manipulación de mercancías.

«En A Coruña ninguén é fillo de estibador. Non é certo que sexa un coto cerrado». Lo certifica Víctor, otro estibador que lo acompaña en la charla, aunque ahora está de baja. Ese día fue al médico. La espalda. Gajes del oficio. «Tengo un hermano que está en casa en paro, ¿crees que no lo metería si tuviera mano?». Pero dicen que no la tienen. Son las empresas estibadoras «as que deciden quen entra e quen non. Non nós». ¿Por qué entonces se dice que los estibadores no dejan entrar a nadie de fuera? «Porque unha mentira repetida varias veces convírtese nunha verdade para a opinión pública», apuntan.

A lo largo de este conflicto, Ángel dice haber escuchado afirmaciones que lo han dejado estupefacto. La primera, la del salario, esos 60.000 euros brutos de media de los que hablan le quedan muy lejos a un trabajador que, eso sí, admite tener un salario digno, una nómina que ronda los 1.300 euros al mes, aunque la parte fija del sueldo «non chega a mil». La segunda, el nepotismo, teniendo familiares desempleados le irritó. Y escuchar a algunos decir que cobraban más que un médico solo por estar sentados manejando un joystick le hizo hervir la sangre: «Era para que viñeran con nós cando en plena ola de frío tivemos que descargar a Langosteira, a varios graos baixo cero e caéndonos choiva por riba», reprocha Ángel.

El impacto en la salud

No se queda atrás su compañero Víctor: «Quen non ten as costas fastidiadas, ten unha tendidite, ou mal un xeonllo, o menisco, houbo quen desfixo dedos...» Es un trabajo peligroso. Y penoso, en el que no se pueden hacer planes. «Sempre digo que as nosas mulleres son nais solteiras, non poden contar con nós para nada», sentencia Ángel.

El estibador relata cómo es el día a día en el puerto herculino. Lo cuenta, porque las empresas no han autorizado a acompañarlo durante su jornada de trabajo. Todos los días de lunes a sábado, el personal tiene que estar en el puerto a las 7.45 horas, que es cuando se realiza el primer nombramiento. Ahí saben quién trabaja en el primer turno, en qué barco y en qué muelle, y quién queda en reserva para las siguientes tandas. Ese es el momento en el que se debe comunicar si se está dispuesto a doblar turno o no. Es obligatorio hacer uno todos los días (23 al mes en cómputo trimestral) de 8 horas si es partido y de 6 si es seguido.

El que no salió en el primer nombramiento, tiene que acudir al de las 13.45 horas. Ahí les comunican si entran a las dos, a las ocho de la tarde o a las dos de la madrugada. «Ou dinche que te vaias porque non hai barco; ou que te incorporas ás dúas da mañá porque se retrasou»... Y como quiera que los descansos se siguen a rajatabla y deben pasar 12 horas entre una jornada y otra, «hai veces que encadeas noites e non ves aos fillos nunha semana». Tampoco tienen opción a planificar una salida de fin de semana, porque el sábado el primer llamamiento también es a las 07.45 horas y ahí comunican el turno del día y los especiales del domingo. Aunque Ángel admite que en ese sentido ha mejorado un poco la situación: «Cando ven que non vai haber moito traballo nombran o venres un retén para o fin de semana».

En A Coruña, la organización y la planificación del trabajo corre a cargo de las empresas. Son ellas las que piden a Sestico el número de trabajadores, categoría y medios mecánicos se van a utilizar. De ahí que les quede bastante lejos la flexibilización. El puerto de A Coruña es distinto de otros como pueden ser Valencia, Algeciras o Barcelona, donde se ha sentido más el conflicto. Pero desde febrero ni en esa esquina del norte están tranquilos.

El colectivo señala al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, como responsable de haber roto la paz social en los puertos. Una tranquilidad que, sostienen, ha traído bonanza, como lo demuestra el hecho de que los puertos españoles estén año tras año pulverizando récords. Por eso les crispa el empeño del Gobierno en desregularizar un sector y aplicar con fondos públicos un ERE encubierto. «Os nosos despidos -dicen- teríaos que pagar a autoridade portuaria, que xa bastante endebedada está con a obra de Langosteira».

La subrogración de la plantilla y la formación, las dos líneas rojas para los negociadores

Cuando Víctor Rey fue al centro de salud a tramitar la baja, el médico trató en vano de encontrar la profesión de estibador en el programa informático. «No aparece en el ordenador», le dijo. Hasta principios de febrero pasado había mucha gente que, como el pecé del facultativo que atiende a Víctor, desconocía que existían estibadores, que en los puertos había personal especializado en cargar y descargar mercancías.

En todo el debate y desconocimiento sobre su trabajo se intentaron colar argumentos como que si prejubilaban a un tercio de la plantilla y recortaban un 30 % la masa salarial, las zapatillas que un consumidor compraba en China les saldría más baratas por el ahorro en los costes del contenedor. «Ilusos», les falta decir a los estibadores. «Non queremos que España pague unha multa» por no ejecutar la sentencia del Tribunal de la UE que obliga a liberalizar el servicio, pero «queremos que se nos aseguren os postos de traballo», dicen estos profesionales. Si con la privatización de Aena, recuerdan, fue posible la subrogación, «¿por que non é posible coas SAGEP?».

La subrogación es, con la formación, una de las líneas rojas en la negociación con patronal y Gobierno. «Nós levamos nove anos e non hai día no que non nos esteamos formando», dicen Ángel y Víctor. «A formación é imprescindible». Las tres empresas que forman parte del capital de Sestico están obligadas a dedicar el 1 % a esa tarea. «Se desaparecen as SAGEP, qué garantías hai de que se siga investindo? Son moitos cartos...» El paso a una ETT deja esa y otras muchas incógnitas. Como si seguirán cotizando dentro del régimen especial del mar. O si seguirán teniendo los coeficientes reductores de la edad de jubilación.

Fuente: lavozdegalicia.es