La ley alemana que prohíbe pernoctar en el camión inquieta a los conductores

La ley alemana que prohíbe pernoctar en el camión inquieta a los conductores

El sector del transporte por carretera tiene una nueva preocupación, y es la normativa que hace tres meses entró en vigor en Alemania sobre la prohibición de que los camioneros pernocten en el interior de la cabina del vehículo. El país germano se une de esta manera a Francia, que hace algo más de año y medio también legisló en este sentido. Ambos países justifican la normativa al entender que realizar el descanso semanal a bordo de la cabina del camión podría ser considerado como unas condiciones sociales indignas contrarias a las reglas europeas.

Las normativas francesa y alemana se encuentran de frente con el Reglamento CE 561/2006, que regula los tiempos de conducción y descanso de los conductores profesionales y que autoriza a realizar los descansos semanales reducidos –aquellos inferiores a 48 horas que los conductores efectúen en tránsito– a bordo del vehículo, «cuando este vaya adecuadamente equipado para el descanso de cada uno de los conductores y esté estacionado».

La aparente contradicción entre ambas leyes provocó que la Comisión Europea tuviera que pronunciarse acerca de la legitimidad de esta normativa ante las protestas de algunos países. La Abogacía General del Tribunal Europeo emitió el pasado mes de febrero un informe confirmando la legalidad de la regulación y su compatibilidad con la normativa europea.

Sin embargo, contravenir la normativa en Francia y Alemania tiene sus consecuencias. Las multas por pernoctar en la cabina podrían ir desde los 60 hasta los 500 euros para los conductores y desde 180 hasta los 1.500 euros para las empresas propietarias.

Es un asunto que inquieta a conductores, empresarios y asociaciones de profesionales del sector. El gerente de la plataforma logística Europa ITS, Manuel Martín, entiende que «es una legislación que hostiga cada vez más a los camioneros españoles y portugueses, porque significa un aumento del coste importantísimo. Los transportistas necesitan pasar de manera inevitable por Francia y Alemania, que son rutas habituales». Añade que «la configuración de la cabina del camión se hizo de la manera más ergonómica posible desde el punto de vista de la conducción y el descanso con la amplitud suficiente, y ahora modifican la ley haciéndola imposible de cumplir».

La prohibición de realizar este descanso semanal ‘en ruta’ en la cabina del camión obliga por tanto a buscar alojamiento en hoteles para el conductor del vehículo una vez que se hayan realizado las horas de conducción máximas que la ley permite. Hasta que la ley entró en vigor, este descanso se podía realizar estacionando el vehículo en las distintas estaciones de servicio y peajes y sin asumir este gasto extra. Manuel Martín va más allá y advierte de otro problema en este sentido: «En las rutas más habituales no está claro que existan suficientes hoteles como para dar cabida natural a los descansos de todos los conductores, y cuando esto pasa se tienen que desviar unos cuantos kilómetros, lo que además del coste económico supone también una pérdida de tiempo».

Dudas sobre la normativa

La legislación deja abiertas algunas cuestiones que hacen a los transportistas plantearse una serie de dudas. Por ejemplo, «si el conductor genera un contrato con un determinado hotel, ¿podría dormir allí y el resto del tiempo estar en su cabina, que la tiene configurada como su pequeño hogar?», se pregunta Manuel Martín, que asegura que esa cuestión u otras que se plantearon nunca han tenido respuesta por parte de las autoridades francesas. «Nos gustaría que decreto desarrollara algo más, no solamente una prohibición y un elemento sancionador, sino que esté acompañado de una infraestructura», añade. Las acciones que se derivaron de la legislación francesa fueron llevadas por las asociaciones de transportistas frente a los tribunales galos, de cuya resolución están pendientes. «Creemos que la lógica aplastante es que Francia no podía imponer su criterio por encima de un principio consensuado a través de la Unión Europea y de la Comisión de Transporte y que ganaremos ese pleito», confía Manuel Martín, aunque admite que «no parece que vaya a tener una solución inmediata».

Una de las razones en las que se basan las autoridades de Francia y Alemania para legislar en este sentido la posible apreciación de condiciones sociales indignas sobre el hecho de realizar los descansos a bordo del camión. Pero, ¿los conductores lo perciben así? Según Manuel Martín, no lo parece: «Las demandas de los camioneros nunca han ido dirigidas a que la cabina sea más cómoda, siempre van dirigidos a la seguridad vial y al ámbito económico desde el punto de vista de la retribución». Es más, asegura que se sienten cómodos a bordo del vehículo: «Hay muchísimos transportistas que prefieren estar en su camión y no tener que trasladarse a un hotel, porque en su cabina lo tienen todo, tienen su pequeño frigorífico, su ordenador, su televisión conectada, su aire acondicionado, su calefacción... su casita». En este sentido, añade que «desde el punto de vista del empresario cada día se adquieren modelos de camiones infinitamente avanzados e infinitamente más cómodos, haciendo que la cabina sea lo más parecido al hogar».

Inspección del tacógrafo

Pero la incomodidad de los transportistas con las autoridades va más allá de las sanciones económicas a las que se enfrentan en el caso de pernoctar en la cabina del vehículo: «Cuando la policía para un camión verifican de manera amplia la situación, miran en el tacógrafo si el camionero lleva las horas de trabajo y de conducción adecuadas, si ha hecho el descanso, si tiene algún interlocutor en el país, si el aparato llevan alguna manipulación... Nosotros a todo eso siempre decimos lo mismo, fantástico». El control en materia de seguridad lo pide el conductor –quien se monta en el camión–, lo pide el empresario de transporte –quien paga el camión–, y lo piden las asociaciones de transportistas para proteger los intereses de los conductores a los que representan.

40 euros por atravesar Francia

El gerente de la asociación de transportistas Europa ITS, Manuel Martín, destaca que la prohibición de pernoctar en la cabina del camión no es el único problema que tienen los conductores y las empresas de transporte a la hora de atravesar Francia. La normativa obliga a todos los camioneros que se desplazan por las carreteras galas a darse de alta en una plataforma que controla el paso de los transportistas extranjeros por el país. El gobierno francés ha anunciado que esta plataforma, hasta hace poco gratuita, tendrá a partir del año próximo un coste de 40 euros por cada trabajador que circula por su territorio, con la explicación de que esa cantidad es necesaria para el mantenimiento de dicha plataforma.

«El 5 de mayo se aprobó un decreto en el que se anunció que las empresas de transporte deberían pagar a partir de 2018 por el uso obligatorio de una plataforma que ellos mismos se inventan y que lo que hace es tener un control, sobre los trabajadores que pasan por Francia», añade el gerente de Europa ITS. «Empresas como la nuestra ya cobramos a los transportistas por tener un representante en Francia, algo que hasta hace un año no era obligatorio. Estos 40 euros lo que hacen es encarecer de nuevo el transporte: si antes teníamos que pagar ente cinco y diez euros al mes por cada conductor que pasara a Francia ahora le añadimos 40 más por desplazamiento; entendemos cada vez que pase por el país. De una manera u otra es incrementar el coste del transporte español», denuncia Martín.

Lo que sí que piden, y aseguran que actualmente no lo tienen, es algo de luz sobre las inspecciones que realizan las autoridades de otros países sobre el vehículo. Piden poder ver: «Que den la posibilidad al empresario, al conductor, a nuestros abogados, que estemos encima de lo que estén haciendo. Que si quitan un tacógrafo nos dejen verificar de manera simultánea que lo que están haciendo se ajuste a la ley. Porque un tacógrafo vale mucho dinero, y si dicen ellos que se ha advertido una determinada manipulación y no nos dejan verla, siempre penderá esa espada de Damocles que nos permite pensar mal, y no nos gustaría tener que pensar mal sobre los talleres ni sobre los agentes de la autoridad que tienen la competencia en materia de seguridad en las carreteras», explica Manuel Martín. En este sentido, las asociaciones se proponen crear una figura institucional que defienda los intereses el transportista cuando se encuentre en una carretera de otro país.

Lucro cesante

En este aspecto, Martín todavía advierte de un perjuicio económico más allá de la sanción, como es la consecuencia de tener inmovilizado el camión durante unas horas o unos días: «Si el camión lo llevan al taller el jueves por la tarde, hasta el viernes no verifican lo que le ocurre, y si tienen que pedir una pieza nos encontraríamos con que el camión terminaría saliendo el lunes o el martes. Si va cargado de mercancía perecedera probablemente el que la ha encargado ya no la quiera recepcionar. Eso genera daños y perjuicios al transportista y un lucro cesante».

Fuente: elnortedecastilla.es