Opinión

Interesante discusión en una tarde de verano

A vueltas con el paro patronal. "Camionero García". Opinión
Un corte de carretera en Francia por una huelga de camioneros.
Interesante discusión en una tarde de verano

@Camioneroleones.-  Estaba ayer por la tarde-noche tomando una caña tranquilamente sentado en una terraza, y como uno no es sordo, no puede evitar escuchar conversaciones ajenas, sobre todo cuando el volumen vocal de los intervinientes en la misma es elevado. Total, que mire usted por donde, aquella conversación-debate entre dos personas giraba en torno a la situación laboral y económica del país. Además, daba la casualidad que los dos contrincantes vocales, ejercen profesiones muy diferentes, uno es funcionario y el otro camionero autónomo.

Los dos debatientes, normalmente no bajan su volumen, más de una vez les he contemplado discutir acaloradamente, ya sea de fútbol, por eso de ser de equipos diferentes, de política o de cualquier otro tema, que yo pienso que deliberadamente se buscan el uno al otro para enzarzarse en interminables debates dialécticos. Total, a lo que iba, que estaban deliberando sobre la importancia y la repercusión que tendría si cada uno de sus sectores económicos por separado, decidiera convocar una huelga a nivel nacional.

Evidentemente el funcionario sostenía que si todos sus compañeros, ya fueran locales, provinciales, autonómicos o nacionales, decidieran parar se colapsaría el país, y al Gobierno no le quedaría más remedio que doblegarse a sus peticiones. Más que nada porque les tiene un poco hartos con las congelaciones de salarios y las pagas extraordinarias que cobran con cuentagotas. Por su parte el camionero defendía con vehemencia, que mucha más importancia que los funcionarios para el día a día de un país tenían los camioneros, que si, que si ellos hacían una huelga el país sí que las iba a pasar canutas, incluso, le provocaba a su contrincante diciendo que si los profesionales de la carretera paraban, todos, incluido él, tendrían que alimentarse de los impresos y las solicitudes en papel.

Pero ahora es cuando la conversación-debate llegaba a lo bueno. El funcionario le aseguraba que eso nunca pasaría, sencillamente porque ellos, si que atesoraban en su historial laboral huelgas y movilizaciones, en cambio los camioneros no, ya que muy pocas se recordaban, si acaso aquella de los años noventa y algun intento posterior que se quedó poco menos que en nada. Que sí, que los camioneros mucho bla, bla, bla, en las barras de los bares, que mucho ir de machitos y de creerse los amos de la carretera, pero muy poco o nada, de ser capaces de unirse todos y parar los camiones, quedarse en sus casas o en los aparcamientos y ponerle al Gobierno las gónadas de corbata.

Yo observaba escuchando la conversación mientras, conocedor de los dos debatientes, prefería mantenerme al margen, sobre todo, porque sé por experiencia que lo mejor es dejarles solos, ya que cuando se enzarzan a discutir no atienden a más razones que las suyas. Total que aquella interesante conversación se estaba tornando viciada por momentos, encallada en los mismos argumentos de uno y del otro. El funcionario defendiendo acaloradamente la necesidad de parar el país, porque ya estaba harto de tanto politico corrupto y tanto caradura que se lo lleva crudo mientras los curritos de a pie seguimos sufriendo y más preocupados por el resultado futbolístico de un Madrid-Barcelona, que de defender lo nuestro y luchar por el futuro de nuestros hijos. Al tiempo que le buscaba las vueltas al camionero diciendole que no tenian lo que tenian que tener él y sus compañeros para hacer una huelga.

Por su parte el compañero de fatigas en la carretera, curtido ya en mil batallas al volante del camión, decía que estaba de acuerdo con él en que los españoles nos preocupamos más del fútbol y que somos capaces de llenar las calles del país por un trofeo futbolístico, que de llenarlas de ciudadanos cabreados hartos de tanto mangante con cargos públicos. Pero insistia en la necesidad de que los camiones se pararan de una maldita vez. Por lo menos hasta que aquellos que tienen las soluciones a los problemas del transporte en sus manos, vinieran suplicando de rodillas para que las carreteras se volvieran a llenar de camiones transportando mercancías, principalmente porque los camiones mueven todo y son los únicos sin los que cualquier sociedad no puede vivir. En cambio si puede sobrevivir si te tardan 15 días en renovar el carné o que te devuelvan el importe de la declaración de la renta porque los funcionarios han decidido reivindicar sus derechos.

Lamentablemente el curtido camionero terminó reconociendo que en el sector del transporte siempre ha faltado lo más importante, la unión necesaria para arreglar sus problemas, que son muchos. Reconoció amargamente que el transporte es un sector tan dividido, atomizado y con tantos intereses cruzados que, prácticamente hacen imposible la unión necesaria para la lucha. Además, añadía que a los españoles, como casi siempre, se nos va la fuerza por la boca en los lugares equivocados y terminamos, como siempre, jodidos y aguantando lo que nos echen. En fin, desgraciadamente me quedé con una sensación amarga despues de aquel acalorado debate-discusión entre un funcionario y un camionero. Como siempre ¡¡¡BUENA RUTA!!!.