Opinión

Por, para, y en la carretera

Por, para, y en la carretera

 Foto del perfil de MD Niko, La imagen puede contener: una persona  Niko Martin.

Lunes, cualquier lunes, pero este nos tocó a nosotros, sabiendo que puede ocurrir y deseamos que no ocurra porque confiamos en nuestra gente y estamos seguros de nuestra formación y seguimiento. El viento es uno de los factores más peligrosos para el transporte por carretera y aún poniendo todos los medios necesarios puede traicionar nuestra seguridad y ponernos patas arriba.

Son las 8:10 cuando recibo la llamada de uno de nuestros conductores y sereno me dice que ha volcado su camión y me tranquiliza por ser el quien llama y porque se encuentra bien y aunque está atrapado en la cabina puede moverse, es rescatado por los bomberos y atendido en una ambulancia. Nos trasladamos al lugar del accidente y por seguridad no nos dejan hacernos cargo del camión ni ver a nuestro conductor, entendemos esta cuestión pero no podemos comprender tal decisión. Reunión con nuestro cliente para comunicar el hecho y coordinar posibles acciones respecto al resto de nuestros camiones. Por la seguridad de nuestros conductores y el resto de usuarios damos orden de parada hasta que mejore la situación.

Nos trasladamos a la comisaría central para ponernos a su servicio y coordinar el rescate de nuestro camión, seguimos perplejos por el lenguaje en que nos dicen el protocolo a seguir. Mientras mi superior se pone en contacto con la empresa de grúas yo acudo al hospital para confirmar el estado de nuestro conductor, darle ánimo y nuestra confianza, ha sido un momento muy duro para el y su familia y no puede faltar nuestro apoyo.

A las 22:30 nos permiten acceder al lugar para el rescate y aquí es donde comienza la historia menos deseada, donde vemos la realidad de nuestra vulnerabilidad y nuestro mal hacer ante situaciones de mucho riesgo.

Ni una sola patrulla en cuatro horas de rescate, un carril escaso, dos grúas un arrastrador y varios camiones, coches y unas 15 personas. Señalizado correctamente, sirenas y ropas reflectantes, todos los medios para un rescate seguro. Nunca sentí tanta frustración e inseguridad. El paso de otros usuarios la mayoría camiones con destino internacional circulando al corte del limitador a escasos centímetros de las patas de las grúas. ¿De verdad que toda esa solidaridad y llamadas a la dignidad que decimos demostrar verdaderamente la llevamos a nuestro medio que no es otro que la carretera?, ¿Que capacidad personal?, ¿Que aptitud profesional?, ¿Qué entendemos por seguridad vial ante un posible riesgo? Nunca me sentí tan lejos de nuestra profesión.

Una vez terminado el rescate y tras el último vehículo la patrulla de limpieza y señalización se dispone a terminar el trabajo y el conductor de una furgoneta, un desalmado como muchos otros que pueblan nuestras rutas, impacta levemente contra una de las furgonetas de la empresa de servicios y arrolla a un operario causándole la muerte y dándose a la fuga, siendo detenido en un área cercana minutos después.

La peor noticia la recibimos de uno de nuestros conductores a las 3:00 de la madrugada preguntando si éramos alguno de nosotros... No lo podíamos creer. ¿Dónde estuvieron esas patrullas durante todo el rescate para que redujera la velocidad de paso? Desaparecidos  ¿Que protocolos de seguridad son esos que dejan en manos de terceros la seguridad de las personas en situaciones de riesgo?

Protocolos inútiles

La sensación de impotencia y abandonó por parte de las autoridades correspondiente hacia nosotros supera lo razonable. Tantas veces les denostamos y tantas les agradecemos, pero esta vez no, esta vez sus protocolos no han funcionado y dejan un muerto sobre la mesa y yo voy a entonar un mea culpa por no hacer uso de la razón y parar el rescate hasta que dichas autoridades pusieran los medios para hacer de este rescate una maniobra segura. No quiero denunciar públicamente a nada ni a nadie pero siempre debe ir en nuestra conciencia esos comportamientos criminales que cometemos ante estas situaciones. Debemos replantearnos nuestras actitudes si queremos hacer de la carretera un lugar amable. ¡Buena ruta y mucha precaución!.

En memoria de Virgilio Bravo Donaire.