Opinión

Paisaje despues del espectaculo.

Ha aumentado además el volumen del transporte en la Comunidad de Madrid o en Euskadi
Camiones circulando
Paisaje despues del espectaculo.

Como el tiempo no de detiene, ya nos encontramos en enero y pasado ya medio més como que no quiere la cosa. Total que miren ustedes por donde pasó el año 2015, casi como de puntillas en el transporte. Ese año que tanto se prometían algunos como el que seria de revolución en la profesión y que marcaría un antes y un después, sobre todo porque estuvo cargado de convocatorias electorales. Pero se quedó tan solo en eso, en expectativas y con pocos o ningún cambio en el transporte de base que es el que tiene que revolucionar el sector para revitalizarlo.

Así que ahora nos encontramos en pleno 2016 con paisaje incierto después de pasado el espectáculo electoral. En plena incertidumbre sobre quien será el encargado de dirigir el nuevo gobierno que saldrá de la complicada amalgama parlamentaria que ha dado la convocatoria de las elecciones generales. O si, por el contrario tendremos que presenciar del nuevo el circo electoral en todo su esplendor en unas nuevas elecciones que den un gobierno estable.

Pero mientras tanto y, hasta el momento, ninguno de los partidos políticos ha dicho "esta boca es mía" en temas de transporte, para no variar, para seguir siendo el sector olvidado. Ese que lleva años sin dar un ruido, calladito y sufriendo, que parece masoquista y que disfruta en el padecimiento. Incapaz de levantar la voz para ser oído y, mucho menos, unirse tan siquiera para hacerlo. Porque, por mal que nos pese, seguimos igual o peor. Divididos, casi hasta enfrentados, en nuestra línea. Esa de quejas de barra de bar y de reuniones de transportistas en las que se cuentan más mentiras que verdades y donde alguno se empeña en demostrar que la tiene más larga que el resto.

Para luego seguir sumisos, aguantando el tirón, soportando injusticias día tras día, como semiesclavos de una situación que no cambia. En condiciones casi infrahumanas. Con sueldos y precios por los suelos, que presumiblemente tiendan a bajar aun más con la disculpa de que ha bajado el petróleo. Tiempo al tiempo. Que aquí nos la meten doblada cuando menos nos damos cuenta y nadie se queja ni levanta la voz. Pero si alguno lo hace no pierden tiempo los agoreros y pesimistas de turno en llamarle "iluminado" y lo que haga falta, con tal de seguir poniendo palos en la rueda. Pero lo es más grave aun, quienes ponen esos palos en las ruedas son precisamente sufridores a diario de la carretera.

El paisaje que queda, por tanto, después del espectáculo electoral, es incierto para los ciudadanos, pero muchísimo más para los transportistas. En un mundo globalizado como está el transporte, en el que las soluciones tienen que ser a nivel europeo, al igual que las reivindicaciones. Aquí seguimos igual o peor, mirándonos el ombligo y tirando piedras, y hasta misiles, a nuestro propio tejado. Ciegos e incapaces de darnos cuenta de que la solución a los problemas que padecemos están únicamente en nuestras manos. Pero que le vamos a hacer si desgraciadamente somos así y aun es mayoría aplastante los que no ven mas allá de sus narices y prefieren mirar para otro lado, como si las soluciones fueran a caer del Cielo por arte divino.

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