Transportes Martin Wismans continua con la explotación a sus conductores

Transportes Martin Wismans continua con la explotación a sus conductores

La empresa holandesa de transporte Martin Wismans continúa con la explotación de sus trabajadores, de origen filipino y de Europa del Este principalmente, a pesar de haber sido ya investigada en el mes de mayo de este año tras una denuncia del sindicato holandés FNV.

Dos camioneros de origen rumano llevan varios días retenidos en su camión en Lieja (Bélgica) debido a que Wismans se niega a pagar las multas. Los conductores han explicado, que al igual que otros compañeros, no pueden pagar las multas ya que no han cobrado su salario y no tienen dinero, además de mostrar su satisfacción con la inspección a la que han sido sometidos en Bélgica. Frank Moreels, Presidente del sindicato belga ha declarado que llevan muchos años trabajando conjuntamente con el sindicato holandés FNV lo que les ha permitido reunir toda la información sobre las empresas que llevan a cabo este tipo de explotación laboral. Añade que el dumping social no ha disminuido si no que va en aumento, a pesar de las distintas declaraciones de los líderes europeos.

Martin Wismans recluta a través de una empresa filial eslovaca a los conductores filipinos, rumanos y húngaros, con salarios bajos, que generalmente no cobran, viviendo durante semanas o meses en las cabinas de los camiones. No respetan las normas de obligado cumplimiento en la conducción ni los periodos de descanso reglamentarios.

Edwin Atema, Presidente del sindicato FNV - Fundación VNB afirma que en toda la Unión Europea deberían aplicar las mismas normas que se aplican en Bélgica y Francia donde se prohíbe que el conductor realice descansos en la cabina superiores a 45 horas, sancionando a la empresa con multas de hasta 30.000 euros.

La firma Martin Wismans tiene una fuerte tradición en la aplicación del dumping social a sus trabajadores. Utiliza una empresa eslovaca, con cambios continuos de dirección, que contrata conductores filipinos con la falsa promesa de buenos salarios, cuando en realidad perciben 700 euros al mes. Varios de estos conductores denunciaron la situación ante el sindicato FNV  en el mes de mayo y tras la sentencia en el mes de junio fueron reconocidos como víctimas del tráfico de personas.